24. Una nueva misión.

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Ya estamos en la disco.

Trataré de dejar atrás todos los problemas, al menos esta noche. Me lo merezco. Ya llevo un par de copas que me ayudan a sobrellevar mi aparente amarga relación con Jack.

—No bebas tanto. Te hará daño. — me quita la botella de las manos.

—¡Eso! Cuídame todo lo que quieras ahora, porque después no podrás. ¿Eso es lo que me dices, no? Que algún día todo esto terminará. — creo que ya estoy algo pasada de copas. Solo se queda en silencio mientras me sostiene para no caerme. No me responde, solo sonríe irónicamente.

Suena una música sensual y me lo llevo a la pista de baile.

—Ven, bailemos. — lo halo de la mano.

—No lo creo. — se niega. — No se me dan estas cosas.

—¡Vamos! Bailar te libera del estrés y es justo lo que necesitamos. — miro a Lisa y Eric, quienes están en su propia burbuja hablando y riéndose. Él también los ve.

—Algo me dice que estamos uniendo a las personas equivocadas. — comenta.

—¿Por qué? ¿Crees que Lisa no es suficiente para él? — cómo responda mal, tendrá serios problemas.

—A ambos los conozco desde hace años. Créeme cuando te digo que son igual de enloquecidos.

—¿Enloquecidos por qué? ¿Por qué saben disfrutar de un buen momento? — me río. — Vamos a bailar. Si te mueves tan bien en la cama también lo harás en la pista de baile. — lo provoco y arquea las cejas con una media sonrisa.

Lo tomo de la mano y lo arrastro hasta la pista.

Poco a poco se suelta y me sorprende lo bien que lo hace. Nos dejamos llevar y disfrutamos el momento. Nuestro momento. Es como si todos a nuestro alrededor desaparecieran mientras nos movemos al ritmo de la música y contemplo lo hermoso que se ve esta noche. Muevo mi cintura con sus manos en ella y lo provoco con mis sensuales movimientos.

—Adivina qué tengo puesto debajo de este vestido. — le digo al oído.

—Tengo mucha curiosidad.

—Absolutamente nada. — percibo cómo sus pupilas se dilatan. Con solo unas palabras, entendemos lo que queremos.

Me muerdo el labio inferior.

Me toma de la mano y pasamos por el baño para salir, pero escuchamos los gemidos de Lisa. ¡Oh, por Dios! ¡Está con Eric! Sus voces son inconfundibles y ya no los vemos en la pista de baile. No pierden el tiempo. Hace unos minutos los vi hablando y ya están cogiendo en un baño público. Solo me la imagino dándome todos los detalles mañana. Nos reímos y nos vamos de aquí. Ellos sabrán cómo arreglárselas. Nos subimos en el jeep y conduce de regreso a casa.

Ver sus manos en el volante y lo dominante que se ve mientras conduce, aumenta mi excitación. No puedo esperar más. Acaricio su miembro sobre el pantalón y siento lo muy erecto que está. Me acerco, le bajo el cierre y lo entro en mi boca rápidamente.

Me encanta hacerle esto.

—Mel... — intenta hablar pero el placer que le doy no lo deja. Detiene el coche a un costado de una calle muy solitaria. Sube mi cabeza y me besa con locura. Baja uno de los tirones de mi vestido y lame mis pezones con mucha delicadeza. Estoy muy húmeda. Aprieto su cabello y dejo que me haga lo que quiera. Echa mis bragas hacia un lado y entra lentamente en mí. Cierro los ojos y disfruto de la sensación. Salto sobre él cada vez más rápido mientras me acaricia la espalda. Sigue lamiendo mis pezones como si quisiera sacar algo de ellos mientras disfruto de la penetración. Me da palmadas en las nalgas y mordisquea mi oreja.

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