34. El ascenso.

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He llegado algunos 10 minutos tarde, pero he llegado. Dejo mi chaqueta en el perchero de la entrada y voy a los casilleros para ponerme el uniforme de inmediato. Las enfermeras que han terminado su turno también se cambian y se despiden de mí antes de salir. Es extraño que nos quedemos solamente él y yo trabajando en esta gran y oscura morgue, pero es lo que hay. En estas semanas he venido dos veces, con esta será la tercera.

Llevo mi teléfono en los bolsillos del uniforme y voy a mi lugar.

—¡Melanie! ¿Cómo estás? — James se acerca. Parece que estaba hablando por teléfono. —¡Feliz cumpleaños!

—Gracias, James. Disculpe la tardanza. Jack, Lisa y los demás me hicieron una pequeña fiesta en casa.

—No te preocupes. De hecho pensé que no vendrías, así que ya me estaba preparando para pasarla...solo por aquí.

—Ya celebré suficiente. Debo ser responsable con mi trabajo.

—Genial, no tengo ningún inconveniente con ello. — mira la hora en su reloj. ¿Está esperando algo?

—¿Necesita que haga algo?

—No. Unas...personas, suplidores, vendrán para traerme un encargo. Puedo encargarme de ello. Tú solo...ayúdame a organizar la sala de archivos. Tengo un desastre allí. — lo noto algo inquieto.

—Está bien, yo me encargo, no se preocupe. Llámeme si necesita ayuda con algo más.

—Con esos papeles será suficiente. Me reúno contigo en unos minutos. — abre una llamada y se aleja.

Muy bien, vamos a organizar.

Voy hasta el archivo y efectivamente hay un desastre. Tardaré quizás horas acomodando todo esto. ¿Por qué está así? ¿Qué estaba buscando para dejarlo en este estado? Recojo las carpetas y leo el contenido de los papeles para entrarlos en su folder correspondiente. Los meto en los cajones acorde a su fecha desde el 1970 hasta la actualidad. Hay documentos muy viejos aquí y todos son sobre las causas de muertes de miles de personas. Barro el piso y sigo en lo mismo hasta que encuentro papeles de una autopsia reciente que no redacté yo.

Lindsey Cowen, desaparecida desde hace una semana. Por su fotografía, veo que es muy joven aún. Tiene un bonito lunar y cabello claro. Qué pena que le haya pasado algo así. Pero ¿por qué James tiene estos documentos si solo está desaparecida? Tampoco parece haber más datos sobre ella.

En fin, sigo organizando.

Luego de un par de horas, he terminado. Todos los papeles en sus carpetas y cajones correspondientes, excepto el último que está bajo llave. ¿Qué habrá ahí dentro? Es una llave muy pequeña así que rebusco entre todas las cosas hasta que creo encontrarla. La guardaba debajo de un planta. Me agacho y abro el cajón. Son un montón de autopsias de más chicas, todas entre 20 y 26 años reportadas como desaparecidas también. Algunas tienen meses y otras semanas. Debajo de todo esto, están muchas billeteras, todas ellas de las mujeres de dichas autopsias. ¿Qué hace guardando todas estas cosas? Tendría algún sentido pero es muy extraño. Quizás tenga una explicación lógica, pero cuando creo ver una fotografía mía en uno de esos papeles, me quedo perpleja.

Tiene todos mis datos personales, como si también fuese una autopsia. ¿Qué demonios es todo esto? Cuando escucho el sonido de sus llaves cerca, dejo todo en su lugar antes de que me encuentre y finjo terminar de organizar lo demás.

—¿Ya acabaste? — se asoma por la puerta.

—Sí. Ya quedó todo listo. — actúo con normalidad.

—Bien. Iré a comprar algo de cenar, ¿quieres algo?

—No, estoy bien, no se preocupe.

—Ok. Vuelvo enseguida. — dice y camina hasta la salida. Como evidentemente no puedo quedarme tranquila después de haber encontrado esto, vuelvo al archivo para sacar todos los papeles. Los coloco sobre el escritorio y les tomo fotografías con mi móvil. Aunque no quisiera pensar lo peor, todo esto hace que desconfíe y considere que Jack quizás tiene razón.

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