35: Invitación

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Por alrededor de una hora entera, Kenta descubrió el mini pasado de Seokhwa, le parecía bastante intrigante como el chico con cabellos dorados confía tan fácilmente en él cuando lo conoce hace poco tiempo. Comenzó a pensar que esa hermosa inocencia que casi pocos tienen, en este caso, Seokhwa, fue lo que cautivo y vuelve loco a su ex amante.

-¿Hoy veras a Donghan?.

-No lo sé.

-Hm... entonces, ¿Tienes planes el fin de semana?.

-Por ahora no, ¿Por qué?.

-Los necesitaré a Donghan y a ti por un par de horas. Tengo algo que darles.

-Oh, le diré y te avisaré.

-Perfecto -Seokhwa le entregó su celular dejando que Kenta anote su número- Ya tienes mi número, solo avísame que eres tú y si los dos pueden para que me acompañen y les daré algo que tengo pendiente.

-De acuerdo.

-¿Quieres un poco más de gaseosa?.

-Si.

-Te comparé más.

El extranjero elevó un poco la silla para poder salir, sonriendo fue hacia una máquina expendedora para sacar una lata de gaseosa, saco tres, por si al menor se le antojaba otra cuando estuviese en su club.

-Hyung.

-¿Hmmm?.

-Me aburro.

-¿No tienes juegos en el celular?.

-No -Dijo abultando ligeramente sus labios.

El corazón del extranjero dio un vuelco ante tanta ternura de parte del omega de cabellos dorados, sin poder evitarlo llevo su mano a los cabellos dorados del menor y los revolvió dulcemente. Se pregunta si había otro omega más tierno en la tierra que el chico frente a él, probablemente haya otros pero en su corazón, el único más tierno por el momento es Kang Seokhwa.

-Toma -Dijo Kenta entregando su celular- Puedes jugar un par de minutos hasta que tengas que entrar a tu club.

-Gracias hyung.

Como un bebé recibiendo su peluche favorito, Seokhwa tomo el celular de Kenta como si fuese el tesoro más preciado, al no ser suyo sabe que tiene que tener mucho extremo cuidado a diferencia de cuando se trata del suyo, su pobre celular pide un descanso de tantas caídas absurdas que ha tenido.

En los momentos que el omega más pequeño perdía, sus labios volvían a abultarse por no poder avanzar al siguiente nivel, al punto que hacía una mini rabieta moviendo sus piecitos pisando unas cuantas veces el suelo. Kenta solo reía en su interior, y se le acercaba para ayudarlo a pasar al siguiente nivel.

A los pocos minutos, luego de un par de rabietas, la campana anunciando la finalización de las clases, Seokhwa le devolvió el celular agradeciendo con una sonrisa angelical. Sin decir ni una sola palabra caminaron hacia el club de canto,

-Hyung, ya no tienes que cuidarme. Puedo quedarme solo.

-¿Estás seguro? -Preguntó un poco inseguro Kenta- No quiero morir en manos de Donghan.

-Estaré bien, mi amigo vendrá en un par de segundos -Respondió sentándose en la mesa- Huelo a Junseo, no creo que alguien venga a este salón, por lo menos, ya no.

-Eso no me hace sentir seguro.

-¿Te sentirás mejor si te quedas cuidándome?.

-Si.

-De acuerdo, entonces, ¿Puedes sentarte a mi lado?.

-Por supuesto.

Dando unos enormes pasos Kenta llego hacia Seokhwa, dio un pequeño brinco para sentarse en la mesa esperando al buen amigo del menor. Estuvieron solos unos cuantos segundos hasta que un chico de apariencia de ratón llego, sus labios un poco gruesos y unos enormes ojos.

Mi lindo OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora