Llegamos al hospital en silencio, Lucas tomaba mi mano de vez en cuando y la apretaba bridándome un poco de calma, sin embargo no lograba ahuyentar la preocupación.
Mamá estaba de viaje por el trabajo, hoy llegaba a casa. No quería verla en una cama de hospital, quería verla en la cocina haciendo la pasta favorita de mi hermano y el pollo que tanto me gusta.
Bajamos del auto, pasamos la puerta de emergencias, miré a Lucas pero solo me empujo de la cintura para que siguiera más adelante. Felipe tampoco entendía, ¿a dónde íbamos?, si mamá se había puesto mal tendría que estar en emergencias.
—Lucas, mamá…
—Espera aquí. —Entro por unas altas puertas, dentro estaban James y Charly, saltaron de sus asientos en cuanto lo vieron. Discutían de algo, Lucas los calmó y se dirigió al guardia. Entonces nos hizo una seña y Felipe nos adentro.
—Somos todos. —Dijo Lucas.
—No pueden entrar todos. Lo siento, hijo. —Respondió el guardia con voz calma.
—No estoy pidiendo permiso, te estoy avisando, que somos todos. —Pronunció Lucas con cautela.
—No me metan en problemas, ¿entendido? —Apretó un botón y nos dejo entrar al área de oncología. ¿Qué hacemos aquí? Madeline me abrazó por la espalda, tampoco entendía por qué caminábamos por estos pasillos. Adrian y Edson venían detrás, junto a Pipe. Charly y James adelante, siguiendo los apresurados pasos de Lucas. Frenamos en seco frente a la habitación 325, mamá estaba recostada, su larga cabellera había desaparecido. Un joven doctor se encontraba frente a ella bloqueándole la vista.
Eso no era posible, si…si era lo que estaba pensando entonces era imposible. Hace una semana mamá tenía su larga cabellera intacta. Hace una semana ella se encontraba en perfecto estado. Hace una semana mi mamá no tenía cáncer.
—Lucas. —Musito contra su espalda, entra con cuidado en la habitación haciendo entrar a Charly también.
—Niños, su mamá necesita contarles algo. —Sus ojos lucen tristes, su voz no viene acompañada de ninguna emoción. Charly rápidamente se acercó a mamá y le besó la mano. Mis ojos comenzaron a aguarse, Lucas me abrazó, sentí toda la ternura acompañada del dolor. Solté su amarre de mi cintura y después de unos segundos, camino hasta quedar a un lado de mi mamá. Es tan extraño verla así.
—Hola, mi amor. Mis amores. —Pronuncia con dulzura. Se escucha débil, mira a Lucas y él sale de la habitación. Apenas cruza la puerta abraza a Madeline, puedo ver a mi amiga llorar, yo debo ser fuerte. Fuerte por mí, fuerte por mi hermano, fuerte por mi mamá y fuerte por mis amigos. —Necesitamos…hablar.
—¿Hace cuanto lo sabes? —Dice mi hermano con la voz rota. Yo no puedo pronunciar nada, las palabras simplemente no salen.
—Hace un año. —Un nudo se formó en mi garganta. —Pero fue hace dos meses que el asunto se puso, turbulento.
—Mamá, ¿cómo te sientes? ¿te duele? —No sé si me escuchó, siento como si las palabras nunca hubiesen salido de mí garganta.
—Estoy bien, duele un poco. Tengo algo de frío, hijo, pásame la cobija que está en aquel rincón. —Charly se toma su tiempo pero obedece y la arropa. —El empleo que había tomado…en el que viajaba, en realidad nunca tuve un empleo nuevo.
—¿Qué quieres decir? —Cuestiona mi hermano, se escucha calmado pero sus ojos parecen esconder una tormenta.
—Lucas me pidió que dejará mi trabajo y dijo que él se encargaría de las cuentas. Todo este tiempo he estado yendo a hospitales, siguiendo tratamientos y asistiendo a mis quimioterapias. Tengo, tengo leucemia. —La calma en la voz de mamá es engañosa, se que ella no se siente bien pero lo dice como si hablará de ir de compras. Siento el calor de una lágrima recorrer mi mejilla, tocar mi mentón y caer al suelo. Esto, explica …algunas cosas.
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Memorias de una adolescente.♚
Jugendliteratur¿Quieres saber de qué trata? Tendrás que descubrirlo por ti mismo. Estimado lector, está puede sonar como una historia cliché pero no te dejes engañar por el título, las cosas no son lo que parecen. La protagonista te invita a conocer a su mejor ami...