Capítulo 34 "Si la niña te gustará..."

963 38 17
                                    

~N. Lucas.

Los segundos en el reloj pasan demasiado lento, mi estomago lleva rugiendo media hora. ¿Por qué en los hospitales nunca hay comida? Debería haber un restaurante en cada hospital, he dicho.

Dios, casi puedo imaginar una hamburguesa doble frente a mí, el aroma llenado mi nariz, la carne jugosa y gruesa, la verdura perfectamente acomodada, con un ligero toque de salsa y guacamole. Papas fritas, ¡rayos! quiero unas papas. Tengo hambre.

—Lucas. —Escucho que dan un suave golpecito a la puerta y le abro a Adrián.

—Hola, chico. ¿Qué haces aquí?

—La señora está dormida, ¿cierto? —Asiento. —Bueno, supongo que es mejor que descanse. Te traje algo de comida, pensé que tenías hambre.

—¿En serio? —Creo que una lágrima se deslizo por mi mejilla, la emoción fue incontenible.

—Vaya, creo que si tienes hambre. ¿Hace cuanto no comes? ¿No cenaste ayer?

—No me he alejado más de dos metros de aquí. —Veo la bolsa en su mano y mi estomago vuelve a gruñir, como si sintiera la presencia de la comida.

—Una hamburguesa de Mickey's. —Dice levantando la bolsa. Creo que ese brillo que tienen las caricaturas japonesas cuando ven algo hermoso, se ha posado en mis ojos. —También te pedí papas y una soda de naranja. El azúcar te mantendrá despierto hasta que llegue tu relevo.

—Oye. —Miro mi reloj, 8:45—Ya es tarde, ¿por qué no estás en la escuela?

—Le dije a mi papá y me firmó un recado, así me dio tiempo de pasar a Mickey's y aquí me tienes. Tranquilo, no estoy en problemas.

—Gracias, Adrián. —Se aleja por los pasillos con la patineta bajo el brazo. Apenas da la vuelta escucho las ruedas sobre el vitropiso, el chico se meterá en problemas si anda en patineta por el hospital.

Me aseguro de que Blanca esté bien y salgo para devorar mi comida, probablemente Adrián me traficó esto así que me voy a un rincón para que no me descubran.

La hamburguesa está deliciosa, es raro que Felipe no haya llegado aún. Termino mi comida, doy un par de tragos a la soda y marco su número.

—Mena. —Menciona del otro lado.

—Hola, oye ¿ya vienes? El sueño me está ganando y..

—Ya voy. —Cuelga, seguro es por el celular pero su voz se escuchaba fría y distante, como si estuviera enojado conmigo. Pero no le he hecho nada, debe ser otra cosa.

Regreso a la habitación, Blanca ha despertado y me mira con ternura, me acerco a la cama y recargo mi cabeza sobre su palma.

—Mi niño, ¿te gustó tu hamburguesa?

—Estaba…deliciosa. —¡Genial, mujer! Ahora me siento culpable por no darte.

—No tengo hambre, no te preocupes por mí. ¿Dónde está mi niña?

—MI niña—menciono haciéndola sonreír—, está con Felipe, ya vienen. Creo que se quedó a dormir con él, Charly y James vinieron temprano pero no quisieron despertarte.

—Tu niña, es mi hija y todavía no me muero. —Un nudo se me forma en la garganta, se que existe esa posibilidad pero si por mi fuera, no la contemplaría hasta que fuese inminente. —Va a pasar, cariño. Te necesito fuerte.

—Quizá en el futuro creé la cura para el cáncer y una máquina del tiempo—musito triste, con la voz apenas audible—, en unos segundos un apuesto Lucas del futuro estará atravesando la puerta y te sanará.

Memorias de una adolescente.♚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora