13- El mundo haya afuera

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—Mamá: !Niñas apurense se hace tarde!

Escucho gritar a mamá y yo me apuro a terminar de colocarme el uniforme y ponerme el rosario en el cuello para protección.

Cierro mis ojos recordando sus palabras.

—Papá: Eres la elegida pequeño ángel, por lo tanto debes estar protegida y al salir usar esto siempre, muy cerca del corazón así nadie podrá atacarte.

Sonrió recordandolo, en verdad lo extraño pero no se lo eh dicho a mamá mucho menos a Aranza que últimamente esta de muy mal humor todo el tiempo.

Yo no la recordaba así.

De hecho desde que llegue casi no hemos pasado tiempo juntas a pesar de vivir en la misma casa y que ella me “cuida” en el día pues normalmente esta en su celular y yo en mi habitación dibujando o orando.

Solo nos reunimos para comer o ver televisión pero no hablamos mucho, mamá llega hasta la noche y nos hace hablar sobre nuestro día, también dijo que yo iría a terapia al igual que Aranza pero debía conseguir una cita en estos días.

Vaya, una cita con la psicóloga recuerdo que cuando me corte los brazos me visitó una mientras estaba internada en el hospital pero papá ya me había advertido que ese tipo de personas las manda el diablo vestidas de ovejas así que jamás confíe en ella y cuando me dieron de alta papá nunca me llevó a las próximas citas.

Lo cual agradecí.

No estoy segura de querer ir con una de nuevo pero no me atrevo a decirle que no a mamá después de todo siempre eh sido obediente y no quiero que algún día se harte de mí o se enfurezca tanto que me termine echando.

Es lo yo solía leer en los libros que papá traía que los hijos desobedientes los padres los echaban apedradas.

Aunque no creo que mamá lo haga sin embargo no pienso arriesgarme.

En fin me levanto de la silla frente al peinador y miro mi uniforme impecable no quiero que tenga una sola arruga o que este muestre de más mi cuerpo por lo que eh bajado la bastilla de la falda pues esta era de Aranza hace unos años pero me quedaba encima de la rodillas así que anoche me dormí tarde bajando la bastilla a una altura apropiada.

Papá estaría orgulloso.

También tuve que ponerme una blusa blanca de manga larga abajo de la blusa blanca con botones del uniforme pues no quería que se vieran mis cicatrices, nadie debe verlas haya afuera o sabrán que fui débil y casi muero.

Debo ocultarlas por mi bien y el de todos.

Mi cabello lo deje suelto únicamente lo peine un poco la diadema blanca ayuda mucho a que mi cabello se aplaque un poco pues siempre suele estar alborotado lo cual es una de las cosas por las que no me gusta tener rizos.

Antes de salir veo que Aranza aún esta en su habitación y como hablaba sola frente a su espejo.

—Aranza: Tranquila, tranquila tú puedes hacerlo eres fuerte no te vas a dejar pisotear al primer abuso les pones un alto.
Tú puedes.

Dice eso para si misma por fortuna no me ve, así que me doy cuenta que tengo tiempo de escribir rápido en mi diario.

Querido diario:

Ya estoy con mamá y Aranza aunque creo que mi hermana no está tan feliz de tenerme aquí y para ser sincera yo tampoco lo estoy de estar en la ciudad.

Extraño todo y a mi vaca Lola pero mamá dijo que iríamos en vacaciones y que Lola está siendo cuidada por una viejecita a la que le está rentando la casa.

El Diario De Una NinfómanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora