09- Encierro

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Encadenada, encadenada como un vil animal rabioso o salvaje estoy encadenada de los pies.

Odio esto quiero a mi mamá quiero que me abrace y me susurre al oído cosas lindas quiero que me saque de este lugar no quiero estar más aquí.

Es un sótano oscuro solo entra la luz del día por una ventana pequeña que sería imposible salir pues solo cabe mi brazo, además dicha ventana esta atacascada.

Hace unas horas le disparé directo al corazón a mi padre o bueno ese era mi punto clave pero él puñetero se movió y terminé dandole en el hombro.

Jodeeerrr... estuve tan cerca.

Cuando lo escuche quejarse sonreí con malicia con dulzura y felicidad pero la borre de inmediato cuando ví que le había dado en el puto hombro.

Maldito, mil veces maldito, no entiendo porque tiene tanta suerte, sí merecía morir.

Solo lo ví hacerse un torniquete con su playera rota vino hacia mi me arrebató el arma me encadenó y se subió quejándose por el dolor que esto amenaba.

Y hace rato vino a traerme el desayuno con un cabestrillo improvisado en su brazo a leguas podía notarse que tenía dolor pues por lo que me dijo no pudo quitarse la bala, necesitaba pinzas, alcohol gasas y dos manos entre otras cosas.

Pude notar que traía sangre cuajada pronto sería una infección y eso me alegraba enserio le deseaba lo peor.

Él no se merecía la compasión ni piedad de nadie menos la mía.

—Papá por favor ten piedad de mí, paraa...

Recuerdo que le suplicaba para que dejara del golpearme y patearme a mis 9 años pero no lo hizo.

Entonces ¿Porque debería yo de tener compasión por él?

Y ahí estaba bajando de nuevo las escaleras de dicho sótano que seguramente esta en una casa o cabaña o algo así lo que estaba claro es que estaba cerca de un monte o algo parecido porque se podían escuchar vacas y gallos al amanecer.

—Papá: Oh pequeña Aranza no has comido nada, sabés que las niñas buenas se comen todo lo que esta en el plato.

Lo mire con odio y repulsión y él me miro sonriendo de manera tierna y juguetona lo que me provocaba asco.

Debi haberte matado.

No dije nada solo lo mire con reproche y acerque la desayuno que venía en una charola tome la cuchara lo mire y solté un hilito de baba en el plato esparciendolo por toda la comida con dicha cuchara.

—Cometete tú, tú mierda.

Lo deslice por el piso y me miro molestó pero yo hacia todo eso a propósito con un fin.

Quería que me lastimara que dejara golpes sangre o moretones así podría decir que me estuvo torturando cuando lo atrapen.

—Papá: Aprovechas que papá esta de buenas para portarte mál, eh traviesa.

Me acarició la cabeza como si se tratase de un cachorrito y lo seguía mirando con recelo pero él me sonreía amigable.

—Papá: Muy bien será como tú quieras no comas sino quieres pero entonces no veras a tu hermanita ella tanto que te extraña.

Abrí mis ojos sorprendida él anoche había dicho que no estaba aquí que no la vería hasta dentro de mucho más días o semanas.

Solo me dejó anoche aquí con esa tormenta en mi cabeza y una cubeta para mis necesidades la cual solo eh usado dos veces.

El Diario De Una NinfómanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora