31- Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad 2

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Alerta de capítulo Tema delicado y escenas descritas gráficas léelo con discreción

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“La verdad siempre estuvo ahí pero quise ignorarla y vivir en una dulce mentira”

—Papá: ¡Esta con amante! -Me repetía mientras me pateaba las costillas- Y tu eres su cómplice maldita bastarda

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—Papá: ¡Esta con amante! -Me repetía mientras me pateaba las costillas- Y tu eres su cómplice maldita bastarda.

Juro que escupí sangre pero eso a el no le importó, desde el suelo podía ver sus ojos saltones rojos y la mirada perdida mientras no dejaba de patearme.

A veces deseé que siguiera hasta matarme para ir al cielo y ya no sufrir pero él sabía muy bien cuando parar para no hacer eso.

—Papá... por favor basta... volverás a romperme otra costilla...

Dije eso último volviendo a escupir sangre, hablaba con dificultad entre cada patada, juro que estaba a punto de cerrar mis ojos por el dolor.
Él se agachó y me miro con detenimiento yo tenía la cara toda golpeada sentía que iba a morir pero él me miraba a los ojos ladeando su cabeza como un maniático, esos malditos ojos saltones rojos que me daban mucho miedo, mientras yo lo miraba adolorida pidiendo con la mirada que se detuviera.

—Papá: ¡¡¡Lo ví, lo ví tienes al diablo dentro!!!  Y debo sacarlo para que vayas al cielo.

Quien diría que en un futuro volviera a estar en el suelo siendo pateada solo que está vez por el que se decía ser mi novio.

Un día antes de la boda de Hanna

—Daniel: Está noche te invitaré a cenar y después podremos pasar la noche juntos en el hotel Chambrulett, ahí te demostraré cuánto te amo y es una forma de pedirte perdón.
Te prometo que seguiré haciendo méritos para que me perdones enserio.

—¿Enserio el hotel Chambrulett? Es uno de los más caros y lujosos de la cuidad nunca eh ido ahí, bueno solo una vez cuando fui a buscar a mi mamá con mi hermana y descubrimos que tenía novio pero jamás eh entrado a uno de los cuartos además la comida de ahí dicen que es exquisita.

—Daniel: Pues me alegro que sea el primero que te llevará ahí y claro espero ser el último.

Sonreí y lo abracé fuerte tocando con mis manos sus hombros pegando mi mejilla en su pecho.

—Por su puesto tenlo por seguro.

Esa misma tarde me dispuse a buscar lo que me pondría esa noche, mamá me había dado permiso de faltar unos días pues con esto de la universidad quería darme mi tiempo para que me acoplará de nuevo o solo iba algunas horas pero hoy tenía la tarde para mí.

El Diario De Una NinfómanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora