Capítulo 31: El rey de los cultivadores

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El viaje de los miembros de la secta Lan continuó sin contratiempos. Era bastante largo y tedioso. Primero debieron usar carruajes, luego una embarcación hasta finalmente llegar a la región de Qishan, la cual era una localidad impresionante. Abundaba el comercio, las grandes mansiones de familias importantes siendo o no cultivadores. Sin embargo, toda la región tenía un ambiente un tanto oscurecido, que parecía una extensión de la noche.

En ese momento era las dos de la madrugada, pero la ciudad principal seguía sin dormir, con abundante movimiento de jóvenes amos que salían a perderse entre los barrios rojos. Jiang Cheng observaba desde la puerta del carruaje. Luego de bajar de la embarcación debieron subir a otro carruaje. Hubiera sido más fácil usar la espada en cierta medida, aunque eso agotaría su energía por el largo trayecto. Además, llevaban consigo sirvientes que no tenían la capacidad de usar una.

Giró hacia su marido que se sentaba a su lado, parecía dormido, pero esa respiración irregular le decía que no estaba profundamente dormido.

—¿Xichen?

—Lotito, me descubriste. —Sonrío.

Pero esa sonrisa no llegaba a iluminar sus ojos amables. Sentía provenir del alfa demasiado nerviosismo.

—¿Te sientes intranquilo?

El alfa solo asintió, tomó su mano y se la apretó suavemente.

—No te preocupes, te protegeré, los protegeré.

Jiang Cheng sintió que esas palabras buscaban convencerse así mismo de ello. Su alfa tenía la responsabilidad de responder por todas las vidas que llevaba consigo a ese viaje. Era su primer viaje hacia territorio peligroso siendo líder de secta. Así que, en busca de calmarlo, devolvió el apretón.

—Los protegeremos a todos. —Murmuró, apoyándose en el alfa.

Ambos se acurrucaron juntos. Ya no tenía sentido dormir, pues llegarían a Sin Noche muy pronto. Unos momentos después, escucharon los chiflidos de Wei Ying, llenos de admiración. Ambos se asomaron por la ventana y se quedaron sin aliento.

"Sin Noche" no era una simple mansión familiar, era una ciudad dentro de otra ciudad. El lujo esplendor y grandeza eran inexplicables. Parecía el palacio del emperador y comenzaban a pesar que ni siquiera el emperador tenía un castillo tan impresionante. Además, aquella muralla de piedra oscura que bordeaba el castillo parecía impenetrable por cualquier criatura. Dentro, era un mundo aparte. Se podía vislumbrar los tejados de cientos de residencias de diferentes proporciones, las cuales quedaban eclipsadas por la residencia principal perteneciente al líder Wen.

Fueron recibidos por una comitiva de discípulos Wen, dirigidos por Wen Qing. Ella los recibió dándole una venía a Xichen, Qiren y Jiang Cheng.

—Bienvenidos a Sin Noche.

—¿Han llegado los miembros de otras sectas?

—Aun no.—Respondió ella. — Como era de esperarse de la secta Lan, son los primeros.

Lan Xichen la observó queriendo descifrar algo más allá de su papel de joven ama Wen anfitriona de Sin Noche, pero no encontró pista alguna. La muchacha posiblemente había trabajado por años su papel de buena sobrina para Wen Ruohan, logrando de esa manera sobrevivir por años.

—Antes que nada, deben descansar. Creo que los miembros de la secta Nie que vienen con ustedes, pueden quedarse en vuestro palacio asignado. Luego los organizaremos. Yo misma los visitaré. —Su tono era elocuente, pero guardando una distancia fría. —Tienen a su disposición cincuenta sirvientes. Los sirvientes que vengan con ustedes se pueden quedar en su mismo palacio en el área destinada para ellos. A excepción de los sirvientes personales como los asistentes, claro está.

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