Capítulo 19: Una nueva historia

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El ambiente naturalmente solemne del templo principal de la secta Lan había sido invadido por una afluente de rojo pasión. Desde el gran portón decorado por lazos de seda rojos y dorados, hasta las mesas con velos del mismo color que dejaban ir un aroma que los embargaba en un mundo lleno de exotismo.

Todos los presentes quedaron sorprendidos con tal decoración, les parecía imposible que fuera obra de los Lan y no lo era, pues Wei Ying se encargó de que cada detalle en el Templo Ancestral de los Lan quedase listo para la boda de su hermano. Sus obsequios habían llegado por la mañana y algunas de esas horquillas estarían en el hermoso peinado de Jiang Cheng. Wei Ying suspiró satisfecho, esperando el arribo estelar de su hermano. Nada podía salir mal o quien se atreviera a dañar el perfecto día que preparó para su hermano conocería la furia de Wei WuXian.

Para sorpresa de los invitados y del mismo Wei, en el templo se encontraba el líder de secta Jiang y su esposa, los cuales intentaban no girar ante los murmullos y señalamientos de los demás invitados. Al lado de ellos, fueron ubicados los Jin, pues Wei Ying tenía deuda con Jin Zixuan por defenderlos, aunque aún no lo aceptara. Los Lan estaban exactamente frente a los Jiang, después de todo eran los anfitriones y emparentarían con los Jiang por medio de los dos jóvenes que se casaban ese día. Los Nie se encontraban exactamente a su lado, el líder Nie como invitado de honor de los Lan. Era evidente el mensaje que deseaban enviar a las otras sectas: un compromiso de se acercaba entre sus descendientes. Luego se encontraban todas las demás sectas que arribaron, eran al menos unas decenas de estas con sus delegaciones. A pesar del escándalo, nadie quería perderse la unión de dos grandes sectas. Otros, anhelaban ver como el niño de quince años se avergonzaba así mismo y a su marido; aunque ocultaban esas oscuras intenciones al entregar enormes y costosos obsequios a la pareja que los Lan recibieron con agrado.

Wei Ying observó a Lan Wanji, todos los Lan se habían vestido con túnicas mucho más llamativas de lo usual, variaron su blanco por azules y grises. Y aunque seguía siendo demasiado pálido para un día festivo, les volvía llamativos. Después de todo, no era de buena suerte usar blanco en un matrimonio, menos si era del heredero de secta. Realmente adoró cómo lucía Wanji en esa túnica celeste, se le hacía una imagen tierna, por lo cual le sonrió ampliamente desde su lugar. Luego giró su vista hacia los Nie, pensó observar a Huaisang ufano de su lugar estelar como prometido de Lan Wanji, pero no se encontraba: Huaisang no acudió a la ceremonia, lo cual encontró extraño. Sin embargo, sus pensamientos se detuvieron cuando las puertas del templo fueron abiertas.

Dos discípulos aperturaron las puertas de par en par y por el arco envuelto en seda roja ingresaron los novios. Ambas figuras les quitaron el aliento a todos los invitados. La perfección de Xichen era incuestionable con su túnica roja, con grabados de nubes en dorado, la cinta ondeando en su frente, el moño alto recubierto por una corona dorada. Era un alfa de 20 años, fuerte, con musculatura apropiada, alto y de piel perfecta. Su aura y aroma se desplegó por todo el lugar, dejando entumecidos a alfas y omegas. Aquel alfa demostraba que sentía un orgullo inconmensurable por el omega que llevaba del brazo.

Los que esperaron ver a un niño perdido y asustado en Jiang Cheng obtuvieron una belleza audaz, voluptuosa, joven y seductora, que avanzaba con paso firme, con la espalda erguida y la mirada altiva. Lo cierto era que Jiang Cheng estaba temblando internamente, pero al ver a su familia supo que debía regalarles algo. No iba dejar que nadie lo opacara ni lo menospreciara. Sabía que lucía bien, la túnica en homenaje la secta Jiang era hermosa. Xichen la mandó a hacer para él y era perfecta, de seda roja con bordados de flores de loto en dorado, el cinturón dorado enmarcaba su cintura afirmándola, dejando a la vista sus proporciones juveniles. Las mangas anchas se balanceaban elegantes desde sus hombros. Su mirada fiera traspasaba el velo rojo y delicado que cubría su rostro. A través de la fina tela podía verse un rostro hermoso aun con rasgos infantiles que solo provocaban deseos reprimidos, una boca delgada pero llamativa gracias al lápiz rojo. Su hermoso cabello caía con algunos ligeros rizos en el final, solo siendo elevado por la corona de oro con rubíes. Entraría a la secta Lan como el esposo del próximo líder, así que Xichen no escatimó en gastos para que su hermoso loto se presentara como se lo merecía. Quizás no podía darle una boda con la persona soñada, pero podía regalarle una digna.

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