Capítulo 01

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-Sabes que puedes quedarte aquí a dormir las veces que quieras y no molestarás a nadie, vamos, tienes que ayudarme a preparar la fiesta, mi cumpleaños esta cerca.

Suspiro, sintiéndome nerviosa.

La única razón por la que que no me gusta ser la mejor amiga de Ivanna, es que nunca se cansará de insistirme hasta que le diga que sí, no me gusta quedarme a dormir en su casa, ni tampoco venir a pasar el rato.

¿Cómo demonios me podría gustar venir aquí teniendo en cuenta de que la madre de Ivanna me mira cada vez que entro por esa maldita puerta?

Sus ojos siempre se desvían al escote de mis senos, y a veces por mi trasero.

He estado pensando en decirle mi incomodidad, pero, obviamente la defendería, la señora Reeves lo negaría, y no volvería a hablar con su hija nunca más, y me odiaría. Si se lo digo a mis padres, no les llamaría la atención en absoluto, pensarían que estoy alucinando o algo así. Y si se lo digo directamente a la señora, podría amenazarme.

Trago saliva, y observo a Ivanna, quien esta demasiado emocionada debido a su fiesta número 17, ella ha tenido tantos problemas... y he sido testigo de cada uno, y la he ayudado en todo lo que he podido.

Según ella, y por las conclusiones que sacó, su mamá, quien no vive con ellos debido a las fuertes peleas que tuvo con su madre gracias a que las dos se acostaban con otras personas a sus espaldas, y debido a que ella descuidaba mucho a Ivanna en ese entonces, tenía 18 años cuando se embarazó. Y La señora Reeves, tenía 20 años, los abuelos de Ivanna las obligaron a casarse a aquella temprana edad, por esa razón, ninguna disfruto más de la adolescencia.

La señora Reeves, se dedicó a trabajar bajo la supervisión de su padre.

Y la señora Muller, se dedicó a cuidar a Ivanna, bajo la supervisión, de sus padres, y de la madre del señor Reeves.

Según mi mejor amiga, su mamá estaba cansada de tener aquella vida, así que decidió dejar a su hija y a su madre a un lado, e irse a fiestas, y salir más, teniendo en cuenta que su relación con su madre, por alguna razón, nunca funcionó.

A diferencia de la señora Reeves, quien en vez de salir, se dedicó a construir su propia empresa para no volver a depender de su padre, y poder darle todo a Ivanna.

Por aquella, y aún más razones, la señora Muller decidió mudarse a un pequeño departamento cerca de la escuela en la que estudiamos. Ivanna va a visitarla de vez en cuando. Y la señora Reeves, se hizo cargo de ella.

Asegurándose de cuidarla como su valioso tesoro, no tiene relaciones sexuales hace muchísimo tiempo, no trae a mujeres a la casa, y se asegura de estar pendiente de Ivanna todo el tiempo. Lo que según ella, es demasiado irritante.

Ella aún conserva la esperanza de que sus madres vuelvan a estar juntos, y asegura de que en algún momento, eso se cumplirá.

-Entonces... ¿te quedas?

Frunzo los hombros, bostezo.

Por otra parte, conocí a la señora Reeves el año pasado, mis padres no la conocen, pero si conocen a Ivanna, les agrada, aunque no pudieron hablar con ella casi nada debido a sus viajes de negocios.

Cuando la conocí, pensé que la señora Reeves era una madre ejemplar, debido a que trabajaba, pero aún así, se encargaba de brindarle muchísimo amor a su hija, cosa que los míos, no hacen ni tampoco piensan hacerlo.

Pero desde que iniciaron las clases este nuevo año, la señora Reeves comenzó a mirarme más. O quizá esto es desde el año pasado, y recién me doy cuenta.

A veces pienso que estoy exagerando, pero cuando lo vuelve a hacer, pienso que lo mejor seria decirle a alguien esto, por miedo a que pueda hacerme algo peor.

Su mirada se pierde en el escote de mis senos.

Se muerde los labios mientras me observa sin que Ivanna pueda llegar a notarlo.

Y también observa mi trasero.

Quizá ahora si esté exagerando, pero tengo miedo de que ella pueda llegar a violarme. Cosa que no creo que haga, debido a que ella sabe que lo que puede hacer también le puede pasar a su hija, o a cualquier mujer que haya en su familia.

Su mirada me intimida.

Es una mujer de porte.

Exitoso, cabello rubio platinado, unos labios carnosos color rosado, tez blanca, más alta que yo, y una encantadora sonrisa que estoy segura que puede llegar a conquistar a la maestra de matemáticas, la "señorita" Lincon, que es una verdadera mierda.

-Nose si mis padres me den permiso...

Le contesto a Ivanna, quien me exige una respuesta con la mirada.

Ella emite un bufido.

No dudaría en quedarme si es que la señora Reeves, no durmiera en la misma casa en la que dormiremos.

-Ellos siempre te dan permiso, ¡vamos, Sofia! ¿o acaso no quieres quedarte?

Niego al instante, me restriego los ojos.

-Es que estoy muy cansada, y no quiero incomodar a tu mamá...

-Tu sabes muy bien que no la incomodas ni en lo más mínimo- entreabro los labios para responder, pero ella me interrumpe- Yo sé que te aburres en tu casa, ¡vamos! veremos películas, haremos galletas, llamadas de broma, haremos una lista de que chicos besan mejor en la escuela, y ya sabes, cosas de chicas, porfavor, porfavor, porfavor, porfavor, porfavor...

Y sigue insistiendo.

Llevo un mechón de cabello detrás de mi oreja.

Inhalo una bocanada de aire y asiento.

-De acuerdo, pero tienes que acompañarme a traer mis cosas, ¿vale?

Ella asiente para luego abrazarme.

Me río y me levanto de su cama.

-Le diré a mamá que nos lleve.

-Pero, podemos ir solas, tengo mi auto.

-Pero tengo miedo a que te estrelles contra un árbol.

Pongo los ojos en blanco.

Mi corazón se agita cuando Ivanna sale de su habitación para buscar a la señora Reeves.

Trago saliva sonoramente.

Me observo en el espejo.

Y me cierro el último botón de la delgada camisa que traigo puesta.

Me pongo más abajo el short que traigo puesto, para luego salir de su habitación.

Bajo los escalones con cuidado, y me dirijo hacia la sala principal.

Donde me encuentro con la señora Reeves, quien me mira de pies a cabeza al estar casi al frente de ella.

¿Donde esta Ivanna?

-Buenas tardes señora Reeves.

Susurro, ella me sonríe y se levanta para poder darme un beso en la mejilla.

Me sobresalto un poco al sentir una de sus manos rozar con uno de mis pechos.

-Te he dicho millones de veces que puedes decirme _______, pequeña.

Me guiña un ojo.

Puedo sentir un fuerte ardor en mis mejillas.

Nada sale de mis labios, y la señora Reeves, al notarlo, ríe, esta por acariciar una de mis mejillas pero no lo hace, ya que Ivanna ha entrado a la sala principal.

-________, Sof se quedará a dormir, ¿esta bien?

-Claro, como no.

Responde amable.

-¿Podrías llevarnos a su casa para que pueda recoger sus cosas?

-Ivanna, puedo ir yo sola, no es necesario que...

-Claro, yo las llevo, ¿tus padres no tienen problema con que te quedes aquí?

Niego con mi cabeza.

-Se fueron de viaje por trabajo.

-¿Estás viviendo sola?

Me pregunta, observándome atentamente mientras Ivanna teclea algo en su celular.

Me mira como si quisiera comerme.

Comienzo a titubear.

-Mm, no, di-digo, si

Ella me muestra una ardiente sonrisa.

-Sabes que puedes quedarte aquí las veces que quieras, eres bienvenida en esta casa, ¿vamos?

Asiento, Ivanna guarda su celular en uno de los bolsillos de sus jeans.

-Tienes algo aquí...

Me dice Ivanna, y toca la mejilla que quería tocar ______.

Reímos al notar que es uno de los pequeños stickers de uñas con los que estuvimos jugando hace rato.

Tal vez este exagerando las cosas...

Si, seguro es eso.

Mala hierba; Sofia Carson | G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora