Capítulo 21

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La muchacha le lanzó una patada mejorada con un impulso de magia

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La muchacha le lanzó una patada mejorada con un impulso de magia. El chico se encogió al sentir el golpe sobre sus costillas, pero logró levantarse con dificultad a varios metros de distancia. Estaba enojado. Era el típico abusador que no soportaba que su víctima se defendiera con éxito. Pasó una mano sobre la zona golpeada y mostró los dientes en una involuntaria expresión de dolor.

—Zorra Bradford. Te enseñaré lo que es llorar.

—Siempre y cuando no me hagas escuchar tu irritante voz.

Alyssa se burló mientras evitaba los ataques de su oponente. Aquella patada lo había hecho más lento y torpe. La chica hizo alarde de todo lo que había aprendido en sus horas de estudio independiente en la biblioteca. Con los dedos extendidos hacia su enemigo, moldeando su energía de manera cada vez más agresiva. Se sentía orgullosa de sí misma. Era la bruja que deseaba ser, la que podía defenderse por su cuenta de cuanto oponente le obstaculizara el camino. Continuó sonriendo mientras sus hechizos hacían blanco en todas las partes del cuerpo del otro. Incluso dejó escapar una carcajada cuando el joven se tambaleó hasta estamparse contra el tronco de un árbol. Escucharlo gruñir con rabia solo contribuía a hacerla reír con más ganas. Esquivó por poco un desesperado intento de conjuro elemental de fuego. Tenía que darle un poco de crédito por no rendirse sin pelear.

Y si no hubiese estado ocupada burlándose del mismo, hubiera evitado por completo un encantamiento de hielo que le siguió. Las esquirlas se pegaron a la manga de su chaqueta deportiva, y avanzaron hasta llegar al hombro antes de que tuviese tiempo de quitársela. De haberla alcanzado en la piel expuesta hubiera tenido un enorme problema.

—¿Qué pasa? —provocó el muchacho— ¿No te gusta el invierno?

Aly contraatacó con el mismo hechizo, con mayor potencia que la mostrada por él. El hielo se adhirió a las zapatillas de deporte del chico, y creció buscando su camino hacia arriba. Dominaba la mitad del muslo cuando los dos percibieron un grito que los puso en alerta. Ambos se quedaron quietos, tensos en un estado de vigilia. Desde su posición, Alyssa había estado todo el tiempo escuchando el desarrollo de la pelea de Julien a sus espaldas. Su aliado temporal se las había ingeniado para tomar la delantera en el combate sin su ayuda. Los ruidos provocados por el impacto de los hechizos en sus objetivos o en la naturaleza que los rodeaba, le daban una idea de lo que ocurría. Por eso se detuvo en cuanto escuchó lo que le pareció el doloroso quejido de Ignatius, su compañero de clase.

Entonces todo se precipitó delante de sus ojos en cámara lenta, de manera inevitable. Michael Addyseus salió de su escondite a pocos metros de ella, y se lanzó a correr hacia el lugar donde se adivinaba la presencia de su amigo y amante. Alyssa maldijo por lo bajo, llamando la atención de su rival, que giró la cabeza para notar la presencia del otro estudiante. Con una sonrisa sádica, el chico levantó su mano hacia Addyseus, apuntándole con un conjuro que prometía dolor.

—¡No! ¡Michael!

Aly saltó hacia su amigo, empujándolo fuera de la trayectoria del hechizo. La bola de fuego le quemó las puntas de la coleta al pasar a pocos milímetros de la misma. La chica profirió un grito rabioso al escuchar la carcajada de su atacante, y se las apañó para ponerse de pie. Michael se auxilió de la fuerza de su compañera para lograr erguirse. Su pierna perforada y sangrante no estaba ayudando a Alyssa.

Resplandor [Hermanos Ceniza I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora