Capítulo 6

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Alyssa estaba sudando como nunca

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Alyssa estaba sudando como nunca. Había corrido tanto que le dolían todas y cada una de las fibras de su cuerpo. No le habían dicho que las clases de magia física eran tan exigentes, pero debió imaginarlo. El profesor Amadeus Relldann no era un hombre tolerante, tenía a sus alumnos batallando unos contra otros desde bien temprano, probando sus habilidades de ataque y defensa. Había reconocido la cabeza plateada de la menor de los Bradford en el instante en que la chica puso los pies en el área de prácticas. Haber descubierto su amorío con la decana se había convertido en una condena.

La chica se escondió detrás de un árbol. El profesor había encantado el campo de deportes para hacerlo parecer un bosque profundo e intrincado, haciendo la lección más difícil. Un poco más de oscuridad y Alyssa no podría verse la punta de los zapatos. Tragó con dificultad sintiendo la garganta seca. Maldiciendo en su interior, se llevó el brazo a la cara para quitarse unas gotas saladas de la frente. Era probable que estuviese cubierta de mugre, pero al menos aun no la habían descubierto. Los alumnos que eran encontrados y vencidos tendrían que entregar un trabajo extra para mejorar la nota de la clase. Y ella odiaba ese tipo de tareas. Odiaba tener que mejorar una nota por no ser capaz de lograrlo a la primera vez.

El pecho le ardía con la falta de aire, una de sus rodillas se había rayado y su cabello estaba asquerosamente sucio. Iba a intercambiar unas palabras con la persona encargada de planificar el horario de primer año. Un doble turno de Magia Física era un atropello. Era cierto que el resto del día estaba libre, —excepto por una clase de Etimología del Hechizo que planeaba saltarse en la tarde— pero igualmente se sentía como un abuso. Necesitaría años para recuperarse de aquel desgaste. A este paso no iba a ser capaz de lanzar ni siquiera un hechizo para preescolares. No era fanática de los deportes, mucho menos del "corre por tu vida" al que los estaban sometiendo.

—¡Mierda! —gritó Alyssa cuando un impacto desgarró parte de la corteza del árbol que le servía de escudo.

El profesor Amadeus la había encontrado. Era un hombre robusto, acostumbrado a usar la fuerza. Alyssa maldijo en cuanto idioma pudo recordar en ese momento, y se preparó para defenderse. Lanzó el primer ataque. La energía procedente de sus manos tenía un tono plateado que se asemejaba al color de ojos de los hermanos Bradford. De todos ellos, la única que podía canalizarla de manera tan artística era ella. Allen era más un chico del elemento tierra. A veces ponía a temblar el suelo cuando se enojaba seriamente. Adrien se inclinaba más por la familia materna, el agua en todas sus formas era lo que mejor dominaba. Asher, por su parte, no poseía predilección por ningún elemento en particular, pero su magia era de un poder innegable.

Eso no significaba, por supuesto, que los chicos no tuviesen mucho que aprender. A Alyssa le costaría salir victoriosa de aquel enfrentamiento. El relámpago golpeó al profesor en el hombro derecho. El hombre hizo una mueca de dolor que la muchacha recibió con agrado. Pensó que no habría tareas extras para ella. Hasta que Amadeus sacó de su bolsillo un objeto brillante que Alyssa reconoció.

Resplandor [Hermanos Ceniza I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora