Capítulo 15

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Cuando Adrien, Sephy, Alyssa y Nathan llegaron a la delegación de Justicia donde tenían detenidos a Allen y a Lucy, los agentes del orden se negaron a atenderlos de inmediato

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Cuando Adrien, Sephy, Alyssa y Nathan llegaron a la delegación de Justicia donde tenían detenidos a Allen y a Lucy, los agentes del orden se negaron a atenderlos de inmediato. Aly estuvo a punto de perder los estribos y gritarle a uno de esos hechiceros engreídos. Media hora después fueron llamados a comparecer en una entrevista, donde no solo les explicaron el problema en que estaban metidos los arrestados, también se los interrogaba como posibles cómplices.

—Ni siquiera pertenecemos a los aquelarres en conflicto —soltó Aly—. ¿Usted ve una lógica en eso?

—Quizás no ustedes, pero su amiga aquí presente pertenece al de los Cuervos —Señaló a Sephira—. ¿Suficiente lógica?

—No, todavía no —replicó la muchacha, aún más molesta—. Falta que me expliquen por qué estoy siendo interrogada sin la presencia de mis padres. Salvo mi hermano Adrien, el resto somos menores de veintiuno. Están violando las leyes.

El hechicero a cargo del interrogatorio parpadeó asombrado y bajó la mirada, vencido. La chiquilla tenía razón. Con un gesto a sus colegas ordenó la silenciosa retirada, dejando a los cuatro adolescentes dentro de la oficina con la puerta cerrada a sus espaldas. Acto seguido, Adrien comenzó a maldecir su suerte con cada insulto de su repertorio que pudo recordar y que era más amplio que el de su hermano menor. Por su parte, Alyssa se preguntó si había hecho bien en involucrar a sus padres en el asunto. Pero era necesario, antes de que los condenaran por un crimen que no habían cometido. Los nervios dominaban a los jóvenes. Aly intentó llevarse las uñas a la boca para morderlas, pero su amigo lo impidió con un gesto reflejo.

—Cálmense un poco. No sirve de nada que se molesten. —intervino Nate, ganándose la mirada desaprobadora de ambos hermanos—. O que me ataquen.

Como siempre, Nathan era el amortiguador de emociones de los hermanos Bradford. Esta vez el asunto era verdaderamente serio. Allen y Lucy se hallaban dentro de la casa de los sustos en el preciso momento en que la misma estalló en explosiones por varios de sus puntos. En tanto no aparecieran los culpables, habría una investigación abierta en contra de ambos. Aly se sintió apenada con Nate, por lo que se agarró de su brazo y apoyó la cabeza en su hombro; a modo de disculpa y buscando su propio consuelo. Al notarlo, Sephira dejó de fingir fuerza y se abrazó a Adrien. Estaba muy asustada. Envueltos en sus respectivos pensamientos, ninguno notó que la puerta se abría despacio.

—Nathan tiene razón —sentenció una voz profunda—. Como de costumbre.

Alyssa levantó la cabeza en el mismo instante en el que la voz de su hermano Asher se escuchó en la habitación. Casi sin pensarlo, se levantó del asiento y lo rodeó para lanzarse a los brazos del otro joven, que la recibió con gusto. La muchacha lo miró con una sonrisa empañada por la desesperación. Por supuesto, temía la reacción de sus padres al enterarse de lo sucedido, pero al menos no los verían de inmediato. Asher era el mayor de los hermanos Bradford. A sus veinticuatro años, era el puente entre los menores y sus padres. Podía ser comprensivo con ellos, pero también llegar a ser tan exigente como sus propios progenitores. Estaba segura de que, aunque no hubiese estado presente, le tocaría parte del regaño solo por ser una más de la familia.

Resplandor [Hermanos Ceniza I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora