La soledad de la parca

1K 107 22
                                    

"" — Si no me hubieras embarazado primero, no estaríamos en estas — lo miró mal — Has lo que quieras, este niño solo tendrá tus genes, pero no te necesita y yo tampoco, velare por mi bebé solo, no te necesito ni a ti, ni a ningún otro alfa — gruñó.

— Eres un descuidado, sería un milagro si ese mocoso vive más de 5 meses contigo — se burló y caminó hacia la puerta — Ya que no tengo nada más que hacer aquí, solo iré por mis cosas, puedes quedarte con ese apartamento, no me importa — salió y cerró la puerta.""

Miró al suelo, tenía los ojos inundandos en lágrimas, caminó por el largo pasillo, secando sus mejillas ¿de verdad iba a tener una hija y no era capaz de aceptar aquel hecho? Ni siquiera en su vida humana deseaba tener hijos, odiaba todo lo relacionado a eso.
Pero era su hija y la de Grell, se suponía que lo amaba incondicionalmente, que aquel pelirrojo era lo más importante en su vida, la persona que amaba, pero lo había mandado todo directo al caño, aún no podía creer que le llamó parásito a alguien que aún no nacía y estaba muy directamente relacionada a él, se sentía horrible en todos los sentidos.

Se encerró en su oficina, dejó sus lentes a un lado y sobó su cabeza, necesitaba procesar muchas cosas, aceptaría que Grell lo odiara por el resto de su vida, lo merecía, de eso estaba completamente seguro, miró hacía una foto que tenía del pelirrojo en su escritorio ¿cuánto daño le habría hecho?
Guardo la foto dentro de un cajón de su escritorio, no quería seguir pensado en el pelirrojo, pero era imposible ¿Cómo iba a ignorar que estaba embarazado? El tenía un corazón frío y muy cerrado, pero se volvía lo contrario cuando se trataba de Grell, simplemente hacía su vida menos miserable.

....

Logró mudarse a un departamento pequeño, era suficiente para el después de todo, extrañaría la voz del pelirrojo por las mañanas, lo bueno es que no tendría que esperar a que desocupara el baño, el pelirrojo tardaba siglos en prepararse.

Miró su teléfono ¿debería llamarlo? Solo sería presionar un botón, probablemente el no contestaría o si lo hacía, le diría de todo y luego colgaria ¿qué podía perder? Lo llamó, el teléfono sonaba, alguien contestó, pero ese no era el pelirrojo.

— ¿Qué quieres, William? La roja está dormida — se le escuchaba con rabia.

— No me importa, despiertalo, necesito hablar con el — le exigió.

– No lo haré, es mi amiga y no deseo que más idiotas como tu estén cerca de ella ¿ya olvidaste todo lo que le has hecho? —

– Ese no es tu problema, ahora déjame hablar con el —

— Ya te dije que no lo despertare, recuerda que esta embarazada, es tu hija a la que llamaste parásito y quien sabe que más cosas, Grell estaba llorando cuando entre a su habitación, se nota que de verdad lo amas — gruño.

— Si lo amo — frunció el ceño.

— Si eso fuera verdad, quien estaría aquí serías tu y no yo — le colgó, para después hacerle un favor a Grell y bloquear el número de William.

— Maldita sea Singbly.. — Golpeó una pared y dejó el teléfono sobre el sofá.

Fue hasta su habitación y se acostó en su cama, suspiró estresado, por suerte el mandaba en la cede, podría vigilar a Grell desde lejos e incluso controlarlo, aún debía pensar bien si querría a aquella bebé que pronto llegaría al mundo, al menos algo de preocupación sentía por ello.

....

Lo había arruinado de nuevo, pensaba mientras salía de la cede, vio al cielo, notando que comenzaba a llover, por suerte siempre traía un paraguas, mientras abría este vio a aquel pobre pelirrojo temblar por el frío que provocaba la lluvia, por dentro sentía pesar, por fuera solo se veía un gesto de total disgusto.

¿Bebé? -GRELLIAM-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora