En Los Mapas De Tu Piel

57. Persona Favorita

Un minuto

Un mes

Un cumpleaños

Si cada minuto a su lado es ideal

Si cada momento especial

No hay que dudar

Es tu persona favorita

CEPEDA

26 DE AGOSTO

¿Alguna vez te has planteado si eres la persona favorita de alguien?

¿Alguna vez has pensado que suerte tener a tu persona favorita a tu lado?

Yo me sentía el resultado de esas dos preguntas, alguien querido y a la vez afortunado de tener a la persona querida a mi lado, y sobre todo en esta fecha, mi treinta y tres cumpleaños.

Parecía increíble que hacía apenas meses me lamentaba de tener 32, sentirme perdido, solo, y que ahora me sintiese feliz, con la persona en mayúsculas a mi lado, mi persona favorita, sabiendo que en unas semanas tendría un nuevo trabajo y dejaría otro que me hubo agotado mis ilusiones hasta el momento.

Todo merecía la pena, cuando un nuevo rayito de luz nace y se vislumbra al otro lado del túnel, como ese rayito de luz que ilumina la mañana que hemos dejado escapar por el cansancio de la semana, de nuestros cuerpos y haber hablado de todo y nada durante horas.

Aitana era una caja de sorpresas, podía ser la chica que hace listas para tachar tareas pendientes y a la vez la que te cuenta que desea volver a ver a su amiga Marta que viene a visitarla para la ignauración y la ha retado a que si sale bien, se bañarán desnudad en el río.

Era esa dualidad la que me enamoraba, sí enamoraba, porque ya no podía negarlo, realmente nunca pude hacerlo, desde ese momento en que me topé con ella en el gimnasio algo me lo dijo; era ella.

Era ella la persona que quería a mi lado, la que había días donde brillaba y otros donde caía un pozo donde no me gustaba verla, sin embargo quizás caer y levantarse es lo que la hacia a ella sentirse bien, superarse y vencer sus propios miedos y dudas, que podía con todo. ¿Cómo no iba a ser mi persona favorita? ¿Cómo podía no admirarla? Ella estaba presente en todas las cosas que hacía, como esta finca, el cariño con la que la ha reformado guardando su esencia y poniendo su alma; verde esperanza.

También verdes son esos ojos que se abren poco a poco y se refunfuña tapándose la cara por la claridad de la mañana y yo sonrío al verla arrugar su ceño.

-¡No me mires seguro que tengo ojeras!-dice a media voz.

-Bueno, pero seguro que esas ojeras decoran más tu bonita cara-digo apartando sus manos de su cara.

-¿Cómo puedes levantarte con esa cara y esas palabras tan bonitas?-pregunta recolocándose en la almohada.

-¿Y cómo puedes tú despertarte como si estuvieras maquillada?

-Bueno eso es sencillo, anoche no me diste tiempo a desmquillarme-dice poniendo cara de ratona.

-¡Ah que es culpa mía!-digo intentando parecer ofendido.

-Sí, igual que es tu culpa que no esté avanzando trabajo-dice levantándose sin pudor alguno dejándome ver su anatomía al desnudo en busca del vestido que ayer le arrebaté.

-Te decoro yo si quieres el salón si vuelves a la cama quince minutos-digo agarrando antes que ella del suelo su vestido.

Ella se gira dejándome ver de frente su cuerpo y ella alza una ceja.