32. Millas

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Camino

Se hace camino al andar dijo el poeta

Salir del túnel

Enfrentar el miedo a dar el primer paso

Andar

Andar y Andar

Andar más de 500 millas

Pero caminar a tu lado

Y dibujar mis propias líneas discontinuas

LUIS

7 DE JULIO

Paree que a veces la vida te da la vuelta, que las esperanzas se agolpan enla retina queriendo ver en esa línea discontinua que marca una carretera un futuro esperanzador, que hace querer que empieces a correr, a avanzar a toda velocidad, sin embargo hay unos pocos que a veces se bloquean ante ello, ver tantas opciones, ver luz al final del túnel cuando han pasado tanto tiempo bajo la oscuridad de un túnel  que ha parecido eterno le cuesta dar un paso para andar, para caminar a la luz .

Precisamente eso es lo que sentía cuando me encontraba parado justo frente al edificio que mi primo ha adquirido.

Son las seis de la mañana, el insomnio estos días sumado a las elevadas temperaturas me han hecho un zombi, o quizás sea la preocupación de tener que decidir de nuevo sobre mi futuro.

El que debo tomar, el que deseo, el que se me presenta, el que sueño, el inesperado, el amoroso…

Ante la propuesta de Efrén de conseguir un trabajo que ya había experimentado, pero ahora con mayor responsabilidad sin duda me parecía mejor que hacer de recadero de un abogado mediocre, que muchas veces veía como sus pasantes e incluso yo teníamos que corregirle errores, y aunque me encanta ese ambiente de despacho, por fin he logrado sanar mi herido de sentirme insulso por haber dejado la carrera de Derecho, definitivamente no era mi trabajo soñado, pues el derecho muchas veces pasa por hacer vista aparte para defender tu parte sin medir las consecuencias que tendrá en otra persona, y yo era muy humano para actuar sin tener en cuenta a otros, no yo prefería tener alma que un bolsillo abultado.

Por otro lado estaba el futuro inmediato, ese en el que me había convertido esclavo de salvar una casa, unas cuantas paredes que encerraban buena parte de la historia de mi familia, pero realmente unas paredes al fin y al cabo. Un futuro en el que me quedo a merced de lo deseos de Don Tomás para exprimirme hasta cobrarse hasta el último céntimo que pueda rascar.

También estaban todos esos futuros inciertos que podían ocurrir en variantes imaginarios pensando que pasaría si me fuera de Galicia, si volviera a Canarias o si por una locura me fuera a Barcelona, demasiado tentador y de un tonto soñador, porque sabía que Aitana tampoco tenía su futuro asegurado en Barcelona.

Y es que realmente el futuro que me interesaba era aquel en el que la incluyera a ella, pero que la hiciera y me hiciera crecer, que nos hiciera caminar acompañados pero sin pisar nunca la sombra del otro, avanzando en millas o en km, ignorando los sistemas métricos, y queriendo avanzar aunque pasásemos de las 500 millas andadas…

Me daba pavor equivocarme, no empezar a caminar, no ser capaz y quedarme atrás, mirando como ella se iba de nuevo, siguiendo esa línea despuntada en blanco avanzando veloz como si quisiera alcanzar una autopista mientras yo me quedaba en apenas una carretera secundaria, sino terciaria de poblado.

Y sobre todo tenía miedo a equivocarme por mi abuelo, no quería dejarlo en la estacada, no quería ignorar lo que ocurriría en su vida si yo abandonaba mi trabajo, pero también quería que se sintiera orgulloso porque quisiera hacer mi vida y luchar por mí mismo.

En Los Mapas De Tu PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora