27. Arrollar

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Arrollar

Dejarse llevar

Romperse en la corriente

Arroyos donde luchar

Nadar contra corriente

No dejarse arrollar

Ser fuerte


AITANA

1 DE JULIO

Es cierto que hay muchas cosas que nos arrollan, nos llevan por la corriente sin preguntarnos tan si quiera...

Es cierto que hay muchas cosas que cuanto más nos arrollan, nosotros más luchamos contra corriente, y a veces simplemente tenemos que mirar hasta donde dejarnos arrollar para alcanzar una rama y aferrarnos a ella, para encontrar nuestra salvación, para parar y analizar cómo salir ilesos de la corriente que a veces son nuestras mayores encrucijadas, incluso nuestros propios sentimientos...

Es cierto que hay muchas cosas que pasan, llegan y suceden mientras estamos en una nube, sobrevolando, sin tocar el suelo, hasta que abres los ojos y te das cuenta de la distancia que hay respecto al suelo...

Es cierto que los brazos de Luis son el mejor refugio para volar, en sueños, en duermevela y aún cuando abres los ojos.

Cuando lucho por despegar mis pestañas para corroborar que es su cuerpo el que rodeo mientras me remuevo casi sin querer suspirando fuertemente, y sintiendo como una gota de sudor recorre mi espalda recordando que ha empezado Julio y acabado Junio mientras me permitía volar entre sus sábanas.

Mis ojos se abren del todo sin permiso de mis deseos de aferrarme a ese momento, dejando paso a que las comisuras de mis labios se eleven cuando se encuentran la espalda de Luis a mi disposición, contando ese camino de lunares que recorren su espina dorsal.

Ese camino de lunares que me atrevo a recorrer con mis dedos, deseando alargar un poco más ese momento de vuelo, de no sentir los pies en el suelo, de estar en el aire aún viendo el verde a través de la ventana.

Un profundo suspiro de Luis me hace sonreír y decido que la luz que entra por la ventana indica que aún no ha terminado de amanecer, no es justo despertarle de su sueño porque mis rutinas de sueño sean peores que las de una madre primeriza en postparto.

Me levanto ligeramente, mirando ese camino de lunares, tentándome, pero a veces admirar es incluso mejor, esa imagen me vale para considerar este un buen primer despertar.

Tras asearme un poco en el baño camino hacia la planta baja, donde recupero mi ropa interior y esa camiseta de Luis que ayer me sirvió escasamente de abrigo.

La mesa del salón me reclama su desorden por lo acometido sobre ella ayer y me muerdo el labio inferior mientras recuerdo brevemente como el albariño recorría mi cuerpo de manos de Luis.

Suspiro ¿Alguna vez será aburrido lo que pase entre nosotros? La respuesta más lógica sería que no nos ha dado tiempo a aburrirnos, pero pasaría si...

Sacudo mi cabeza, no quiero pensar en el futuro, no quiero pensar más allá de hoy, quiero disfrutar de la camiseta de Luis, su aroma en mi piel y los músculos relajados a consecuencia del calor de su cuerpo y la maestría de sus manos mientras pueda.

La Lluvia parece que ha amainado, aunque no los truenos, y aún el cielo amenaza con volver a rebelarse, así que decido antes de que se ponga peor salir hacia fuera con sigilo, dejando la puerta abierta, pero aguantándola así con una piedra que hay al lado de la puerta para evitar que se cierre por la brisa que avisa de que la tormenta solo ha dado un alto, no que se haya ido.

En Los Mapas De Tu PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora