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—¿Estás seguro de que no nos meteremos en problemas?...

—No, claro que no...vamos ahora...—Yesung lo tomó por los hombros, ese simple acto lo hacia perderse, bajar la guardia y decir sí a todo lo que le fuera dicho.

Ryeowook ya llevaba una semana bajo su tutela, lo ayudaba con las clases pero lo único que no entendía era porque empezaba a portarse mal con él, lo llevaba a fiestas para "conocer gente" y lo dejaba solo entre la multitud, no conocía a nadie y tampoco sabía como llegar a su dormitorio así que se sentaba afuera a esperarlo.

Iban de nuevo a una fiesta, pero esta vez sería dentro de la misma universidad en una de las fraternidades, no sabía si eso estaba permitido pero según su mayor, lo estaba.

Él sólo lo seguía.

Lo vio acomodarse el cabello, perfumarse y acomodarse aquellos increibles jeans plateados que le encantaban. Se veía tan guapo, quería suspirar de tan solo verlo pero se aguantaba ppr mera educación, y obviamente para que no lo descubriera.

Lo hizo alejarse poco a poco mientras llegaban a la enorme casa, afuera y adentro había una gran cantidad de chicos y la música sonaba fuerte, ese no era un lugar para él.

Quería quedarse con Yesung, ir entre las personas hablando con ellas o inclusive bailando pero era imposible. Cada que llegaban a una fiesta lo veía desaparecer entre todos.

Se sentó en una banca cerca y observó a los chicos y chicas que bebían y bailaban muy, muy, muy, pegados...demasiado pegados, demasiado.

Su rostro se llenó de colores cuando vio que un chico tomaba a otro y después de una especie de baile lo arrinconaba contra la pared y se lo tragaba a besos. Se levantó casi cubriéndose el rostro entero con las manos, y así siguió hasta salir de esa parte del patio.

—¿No te gusta lo que vez?...niño bonito...—se topó con un chico bastante ebrio, se tambaleaba al caminar y su voz era errante—¿Es demasiado para tu fina educación?

—¿Eh?...—necesitaba ser amable, como le habían enseñado—no, no es que no me guste...es que...yo...debo irme...en serio debo hacerlo.

Dio la vuelta pero el chico lo aprisionó contra su cuerpo, apretó los dientes casi por instinto y empezó a temblar, su rostro estaba incluso mas rojo que antes. Ningún músculo le respondía, solo estaba quieto. El no estaba preparado para manejar algo así.

—De...debo irme...—quería llorar, no sabía que demonios iba a ocurrirle, el chico lo llevó entre toda la gente, quizás ellos pensaban que estaban bailando o algo así, estaba todo demasiado oscuro y ruidoso así que incluso si hablaba no lo escucharían. A lo lejos pudo ver a Yesung hablar muy animado con otros chicos, abrió la boca para llamarlo pero nada salió y en cuestión de segundos y entre tanto apagón, lo perdió de vista.

Subieron las escaleras, entre su trance pudo sentirse sobre unas mantas y como lentamente el frío de la habitación lo envolvia al ir desapareciendo su ropa. Reaccionó hasta que un dolor extremadamente punzante se alojó en sus caderas, eso no podía estar pasándole, las cosas no debían ser así, tenía que hacer ese tipo de cosas con la persona que en realidad lo amara. No así, no a la fuerza.

—¡Sueltame!—gritó alto empezando a llorar, hizo fuerza para alejarlo y evitar que siguiera, no logró nada.

—Tu no sabes nada...Eres un chico extraño que ha venido a aprender cosas...deja que yo te enseñe algunas...—le cubrió la boca, lo tomó por él cabello y sin avisar se hundió en su interior, el menor grito demasiado fuerte, fue un grito desgarrador lleno de dolor y miedo puro, sin embargo nadie pudo oírlo.

Llamaba constantemente a Yesung para que fuera a ayudarlo por arte de magia. El no pensó que una cosa así de mala podía ocurrirle, no sabía que estas cosas eran así de dolorosas. No sabía que podía sentirse tan sucio y tan estúpido con sólo un momento.

El chico se fue, lo dejó en la cama cuando sintió nulos sus movimientos, le dolía el cuerpo y se sentía horrible. No paraba de temblar y sollozar también, su mejilla tenia un moretón y su cuerpo estaba repleto de chupetes que punzaban.
Cuando reunió el valor para levantarse fue que pudo notar que las mantas estaban manchadas de sangre, esa sangre era suya y eso lo hizo llorar aún más, en el suelo había un par de condones usados, sabía que era eso, en sus clases de hace unos días le habían enseñado.
Se colocó su ropa, se arregló el cabello y secó sus lágrimas, nadie notaria el golpe pues la casa estaba oscura, debía salir rápidamente de ahí. Sus pasos eran lentos pues su cadera le dolía demasiado, sollozaba mientras avanzaba entre todos, no sabía de quien era la culpa de lo que le había sucedido, quizás había sido suya. Sí, eso era y nadie podía enterarse, iban a burlarse de él si esto se sabía.

Esta vez olvidó por completo a su mayor, solo quería llegar a su dormitorio, darse un baño y recostarse a dormir. No quería estar un segundo más fuera de el, no quería estar con nadie, y si no fuera algo imposible, tampoco estaría consigo mismo.

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•Lilium• ✿YeWook✿⁝⁞⁝⁞TERMINADA⁝⁞⁝⁝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora