💫🅔🅟🅗🅔🅜🅔🅡🅐🅛 🅦🅞🅡🅓🅢💫

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—Noya-senpai me disculpo por mi comportamiento de ayer, mi pasado es un tema un tanto complicado por eso mi reacción... —el pelinaranjo mostraba si libreta con las palabras escritas e inclinándose ante su senpai.

—¡Shoyo no haga eso! —Noya lo enderezó para tomarlo por los hombros—. Es culpa mía por preguntar más de lo debido, yo tendría que disculparme...

Una sonrisa algo incomoda se formó en su rostro.
Los dos jóvenes con su personalidad explosiva decidieron entrenar juntos y conocerse un poco mejor, Hinata le tenía un gran respeto a Yū por su espíritu de pelea y nunca darse por vencido. Deseaba ser como él.

—Chicos es hora de irnos, guarden todo y vayan a clase. —con voz firme y un aplauso el capitán dio por finalizado el entrenamiento.

—¡Capitán! —Shoyo se acercó corriendo hacía Daichi con libreta en mano—. ¿Acaso no tenemos entrenador? Hace días que estamos entrenando y no lo he visto.

—No tenemos aún, sensei esta en busca de uno, al parecer ya lo ha encontrado pero es difícil de convencer. Solo hay que esperar un poco más no te preocupes. —despeinó un poco su cabello en muestra de cariño.

Hinata era el consentido del equipo, no por su condición, sino que su aura tierna e inocente les daba esa necesidad de protegerlo de todo y de todos.

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—Por favor Ukai-san, acepte ser el entrenador del Karasuno.

Takeda-sensei ya había perdido la cuenta de cuántas veces llamó y visitó a Ukai. Él era el nieto del anterior entrenador, por cuestiones de salud se había retirado por lo que ahora Karasuno se encontraba sin uno.

—Ya le dije que no sensei, no soy como el viejo, los niños no son lo mío. Además seguro hay mejores entrenadores ahí afuera, solo busquelos y por favor —hasta ese momento no lo había mirado a los ojos, estaba organizando unas cosas en la tienda de su familia—. Deje de venir a la tienda, esta causandome miedo. —lo miró a los ojos con una sonrisa algo incómoda.

El sensei resignado se retiró del establecimiento, sin embargo aún no se rendiría y ya tenía un plan entre manos que esperaba funcionara.

—¡Kageyama eres muy pesado, quítate!

El par de amigos  se encontraban en hora de estudio libre, ambos estaban estudiando para un exámen pero Tobio tuvo la gran idea de apoyarse casi por completo sobre el pequeño Hinata. Esa calidez le parecía sumamente cómoda.

El más alto leyó lo que decía la hoja que fue estampada contra su cara, con un pequeño gruñido se alejó, disgustandole de que aquella sensación cálida se hubiera ido.
Hace unos días estaba pensándolo seriamente, le pediría a Shoyo que le enseñara lenguaje de señas para así poder comunicarse con mayor comodidad y sentir que era tal vez un poco más cercano al menor.
Estaba decidido, en el almuerzo se lo pediría. Quién hubiera pensado que otras dos personas tenían el mismo plan.

La hora del almuerzo había llegado y con ello el plan de tres chicos de aprender lenguaje de señar para conseguir comunicarse con la persona que les interesaba.
Los cuatro se encontraban en el mismo árbol de todos los días, a pesar del interés que presentaban los tres chicos más altos aún no podían asegurar que ese sentimiento fuera "amor", en esos momentos solo se limitaba a un interés por saber todo de Hinata.

—Sho-chan... —el primero en hablar fue Yamaguchi, se le notaba nervioso y un sonrojo se mostraba en su rostro— ¿Puedo hacerte una pregunta...?

Shoyo solo asintió con la cabeza para que su amigo continuara.

—¿Podrías enseñarme lenguaje de señas? —el rostro de sorpresa de Hinata solo hizo que su sonrojo aumentara y sus palabras fueran torpes—. Qu-Quiero decir...me gustaría mucho comunicarme contigo sin la necesidad de una libreta, además seria más cómodo para ambos...¿no lo crees? —una sonrisa tímida se formó en sus labios.

Los ojos del pelinaranja brillaban de emoción, una gran sonrisa iluminó el ambiente y cegó por unos momentos a los tres jóvenes; con gran emoción asintió dando una afirmación.

—¡Me encantaría! —fue lo que escribió en su libreta.

—¡Ey! yo iba a pedirte lo mismo, no sabía que estabas pensando en decirlo primero Yamaguchi. —la oportunidad de Kageyama para lucirse se había ido por el caño, el quería que esa sonrisa fuera dedicada a su persona.

—Igual yo, es muy molesto verte escribir cada cosa... —a pesar del tono fastidioso en su voz, Tsukishima desde el momento que le habló deseaba aprender.

Hinata más feliz que nunca les propuso comenzar el dia de mañana al salir del entrenamiento, podían reunirse en su casa y comenzar de a poco. Solo dos personas en su vida le habían pedido enseñarles, esos eran sus mejores amigos de primaria. A los pocos meses de conocerlos los dos amigos decidieron tomar clases con Shoyo para aprender lenguaje de señas, desde ese momento los consideraba parte se su familia.

—¡Tengo una idea para que aceptes ser el entrenador! —de nueva Takeda había ido a hablar con Ukai, en serio no tenía intenciones de rendirse.

—Hola sensei...otra vez, le vuelvo a repetir que no estoy interesado, rindase por favor. —estaba algo cansado de la situación pero no quería ser grosero, el hombre se veía desesperado pero no podía ayudarlo.

—Un partido, solo un partido para que vea las habilidades de esos chicos, si no le convence dejare de molestarlo. ¿Es un trato? —era su última jugada.

El rubio teñido se lo pensó unos momentos, mentiría si dijera que no tenía curiosidad así que aceptó la oferta.

—Está bien —soltó un suspiro—. Pero jugarán contra mí equipo.

El sensei afirmó con la cabeza y luego se marchó rumbo a la preparatoria, todavía tenía cosas que hacer.

Esos chicos le habían demostrado que no rendirse era la respuesta, a pesar de los rumores que rondaban al rededor ellos nunca bajaron los brazos. Les demostrarían a todos que sus alas no fueron cortadas y emprenderían el vuelo más majestuoso que se hubiera visto.
Los cuervos estaban más vivos y fuertes que nunca.

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Muchas gracias por el apoyo que le están dando a la historia, me alegran el día y me dan ánimos de seguir.

Nos leemos muy pronto, bye bye~