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Lo lamento señora Hinata, debido a su consumo de alcohol su hijo nació con algunas complicaciones. —informó el doctor a los señores Hinata.

Pero él está bien ¿verdad? —el padre estaba temblando del miedo, lo que menos quería era perder a su primer hijo.

Claro señor, por fortuna todo salió bien, su bebé está descansando en una incubadora en la sala de maternidad. Debido a su pronto nacimiento va a tener que estar en observación por lo menos una semana.

El doctor trató de hablar con la mayor calma posible, podía percibir el nerviosismo del señor Hinata

Querida, ¿quieres ver a nuestro hijo? —preguntó Hajime con cierta esperanza de que su esposa si quiera a su bebé.

No.

Esa fue toda la respuesta, cortante y fría, como esa habitación.
Resignado su esposo se tragó las palabras de ira e inconformidad, solo le sonrió al doctor y este se retiró unos minutos después.

Luego de estar discutiendo con su esposa por vario minutos, el señor Hajime fue a visitar a su querido hijo.

¿Qué tal pequeño? Eres muy hermoso... —estaba conteniendo sus lágrimas, una mezcla de felicidad y melancolía se formaba en su interior—. Nada va a pasarte, voy a amarte hoy, mañana y siempre...mi pequeño Shoyo.

Con esas palabras dichas al aire, el hombre se retiró para ordenar unos papeles del hospital y así su esposa podría volver al día siguiente a su hogar.
Ni un solo día de esa semana en que Shoyo estuvo en observación su madre lo fue a visitar, solo se presentaban su padre y sus abuelos paternos, ya que sus abuelos maternos se encontraban muy lejos.

Un pequeño niño de apenas 10 años se encuentra almorzando en el patio de su escuela solo, como todos los días desde que entró a primaria

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Un pequeño niño de apenas 10 años se encuentra almorzando en el patio de su escuela solo, como todos los días desde que entró a primaria. Ningún infante quería estar con él, lo tachaban de raro o simplemente lo ignoraban. No tenía ningún amigo y frecuentemente era molestado por muchos compañeros de clase.

Esa misma tarde antes de volver a su hogar, unos niños lo interceptaron en el pasillo y lo golpearon. No podía gritar. No podía pedir ayuda.
A nadie le importaba.

Al llegar a su casa, como era costumbre, lo recibía su hermana pequeña Natsu. Una niña muy alegre y simpática.
Luego de dejar sus zapatos se disponía a ir a su habitación, así no debía dar explicación de su estado a su padre. Claro no funcionó.
Desde la cocina, con un delantal, un hombre de al menos 30 años, alto y con cabello anaranjado, con ojos cafés, se acercaba a su hijo para darle la bienvenida. Al ver su estado se alarmó, era algo frecuente pero eso no quita el susto de verlo todo golpeado y con su uniforme sucio.

Fue a buscar un botiquín de primeros auxilios para tratar sus heridas, Hinata nunca dijo nada, qué pasó o quién fue solo reinaba el silencio.

En eso se oye la puerta principal ser abierta, era la señora Hinata.
Como si de un demonio se tratase, el rostro de Shoyo se volvió pálido y una mirada de pánico reinaba en esos hermosos ojos color chocolate.
Hajime trató de ser lo más rápido posible para que su esposa no viera a Shoyo, sin embargo fue en vano.

La mujer a unos cuentos pasos, se encontraba ebria, un olor penetrante a alcohol inundó la habitación.
Esos ojos. Unos ojos llenos de odio se posaron en el pequeño. El ambiente era frío, tenso.

Natsu veía todo desde lejos, temiendo acercarse a su madre, a esa mujer que lo único que logra es hacer llorar a su preciado hermano.

De un momento a otro la madre de Hinata lo tenía sostenido de un brazo con una fuerza que lograba lastimarlo. Su padre en un intento de alejarla solo logra hacerla enojar más.

—¡Maldito mocoso! ¡¿Por qué existes?! —estaba descolocada, con una cara de asco y enojo mezclados.

—¡Déjalo ya! —el señor Hinata intentaba alejarla pero era inútil, estaba entrando en pánico. Esa mujer era capaz de todo.

—¡Eres una desgracia, eres defectuoso! —lastimaba, lastimaba demasiado— ¡Te odio!

Aquello fue solo golpe, un instante que se sintió eterno para la familia entera.

Shoyo estaba en el suelo, confundido y aturdido, su padre lo veía con desesperación. Pudo ver como llamaba a una ambulancia.

La mujer solo estaba parada viendo lo que hizo, su mirada era de miedo y pánico.
Había arruinado las cosas para siempre.

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Hola~ para las personas nuevas que conocen esta historia por primera vez espero la disfruten corregida y para las personas que me acompañan hace mucho también deseo que la disfruten con una renovada versión.

Los quiero bye bye~

💫🅔🅟🅗🅔🅜🅔🅡🅐🅛 🅦🅞🅡🅓🅢💫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora