💫🅔🅟🅗🅔🅜🅔🅡🅐🅛 🅦🅞🅡🅓🅢💫

⚠︎XLIII⚠︎

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En este capítulo habrá un poco de lemon por lo que estaré poniendo estos ⚠︎⚠︎⚠︎⚠︎ cuando comience y finalize así las personas que no quieran leerlo podrás saltarlo, sin más que disfruten el capítulo.
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Shoyo esa mañana despertó más animado, el calor a su lado le daba una alegría inexplicable, en verdad añoraba mucho a Kenma. No tenía idea de cuándo, como o porque, pero estaba seguro que amaba al cabeza de pudín. En un comienzo sentía algo de confusión respecto a Atsumu pero estos días el setter del Nekoma le había demostrado que estaría para él en cualquier momento, no importaba la distancia.
Con aquellos pensamientos en mente con gran cuidado de no despertar aún al contrario, se levantó para así tomar una ducha rápida e ir a desayunar.

-¿Shoyo...?- murmuró algo adormilado el ojiambar.
-¿Ya debes irte?- preguntó con uno de sus ojos abierto a duras penas, el pelinaranja asintió con una sonrisa.
-Bien...en un minuto estaré...listo.- bostezo de por medio, Hinata soltó una pequeña risa y se fue en dirección al baño.

Ya listo bajó a la planta baja donde todos estaban sentados en la mesa desayunando, incluyendo a Kenma, se tomó su tiempo para pasar una amena comida con sus seres queridos y luego de eso él junto al rubio salieron en dirección a la preparatoria Karasuno.
Estando ya en la escuela Kenma lo detuvo de golpe, extrañado giró en su dirección encontrándose con una mirada preocupada.

-¿Estás seguro de querer ir?, no parece que las cosas vayan muy bien entre tu equipo y tu.- Shoyo le había contado todo lo sucedido esos últimos dos días, para adoración de este, el rubio había estado de acuerdo con su enfado además de repetirle que él era la persona más fuerte que conocía.

-Estoy seguro, no puedo faltar más a clases ni los entrenamientos. Ya no puedo huir más.- le sonrió con confianza.

-Vendré por ti cuando termine tu entrenamiento, aún así mándame un mensaje si algo sale mal.-

-Claro...gracias Kenma.- el pequeño cuervo con gran rapidez beso la mejilla del gato y salió corriendo. Esos pequeños gestos eran los que Kenma amaba con locura, eran tan tiernos que podían matarlo.

Shoyo pasó sus primeras clases con tranquilidad, ignorando y evitando a sus tres compañeros. En realidad el único que le daba su espacio era Tsukishima y en verdad lo agradecía mucho, por el contrario, tanto Yamaguchi como Kageyama eran muy insistentes en hablarle.
A la hora del almuerzo decidió comer solo con Yachi, después de todo era su mejor amiga y la chica respetaba el que no quisiera estar con los demás, a pesar de no ser tan ruidoso a como estaba acostumbrado había pasado un lindo almuerzo junto a la rubia.

El momento del entrenamiento de la tarde había llegado, mentiría si dijera que no estaba nervioso, odiaba estar peleado con sus amigos pero su indiferencia se la merecía al menos un poco. Después de todo sus palabras le habían dolido. Tomando una bocanada de aire y disimulando su rostro de pánico se adentró al gimnasio atrayendo la mirada de todos allí.

-Hinata!, me alegra que hayas venido hoy muchacho.- saludó primero el entrenador, el pelinaranjo hizo una reverencia.
-Ya que todos están aquí comenzaremos con el entrenamiento.-

La práctica consistía en pases y recibimientos en dupla, luego de uno minutos las parejas cambiaban y así se formaba un circuito constante. El primer compañero de Shoyo fue Noya, se podía notar que el líbero quería abrazar a su pequeño kohai y que con todas sus fuerzas se resistía. El segundo fue Tanaka, al igual que su mejor amigo, tenía muchas ganas de mimar a Hinata pero de nueva cuenta tampoco podía. El siguiente fue Ennoshita, luego de el Suga, para seguir con Asahi, Tsukishima, Yamaguchi, Daichi y por último Kageyama con quien había mayor chispa.
Al acabar en entrenamiento el pelinaranja estaba dispuesto a salir rápidamente de allí pero la voz de su senpai enérgico lo detuvo.