Tengo miedo...comenzar de nuevo es aterrador.
¿Por qué nadie puede entenderme? ¿Por qué soy diferente?
Es que acaso...¿no puedo ser feliz?
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¿Qué tal? Es mi primera historia sobre Haikyuu y puede que h...
Las últimas 3 semanas de Shoyo habían sido extrañas y muy agotadoras, el entrenamiento debido al campamento que se aproximaba era más duro que antes, Daichi era muy estricto, por otro lado estaba Yuki. A pesar de la clara atmósfera entre sus amigos y él, Yuki insistía en estar con Hinata sin importar nada y eso lograba incomodarlo un poco, sin embargo no tenía el valor para decirlo por lo que solo lo dejaba estar.
Ese preciso día irían al dichoso campamento, 2 semanas de partidos consecutivos y entrenamientos rigurosos con las mejores escuelas. Tenía miedo pero a la vez una gran emoción por conocer jugadores nuevos lo invadía. Eran las cinco de la mañana y ninguno estaba en sus respectivos sentidos pero el viaje sería largo por lo que salir temprano era la solución, Shoyo se encontraba allí con su padre y una muy adormilada Natsu, estaba despidiéndose de ellos para así irse con su equipo.
-Cuidate mucho, no hagas tonterías, has caso a tu profesor y entrenador, toma tu medicina y por favor llámame todos los días.- el señor Hinata estaba tan nervioso de dejar a su hijo solo por dos semanas que simplemente se podría volver loco.
-Papá estaré bien, todos aquí me protegen demasiado así que no podre hacer nada...- hizo un puchero, cosa que calmó un poco los nervios del mayor- Te enviaré mensajes y haremos videollamada todos los días, no te preocupes por nada. Respecto a la medicina sabes que soy puntual con ella. - sonrió.
-Esta bien...adiós hijo, te quiero.- plantó un beso en su frente y con ello se subió al auto, esas dos semanas serian un martirio. Tanto para él como para Natsu que debía aguantar a su padre.
-Hinata hace frío, ten ponte esto.- Tsukishima se había acercado al pelinaranjo y le entregó una manta para que no pasara frío.
-Gracias Tsukii.- le sonrió de oreja a oreja, causando un pequeño sonrojo en el rubio.
-¿Quieres sentarte conmigo?, lo más seguro es que te duermas y...- no sabía como seguir la oración, en realidad no sabía que estaba haciendo, fue simplemente un impulso.
-Claro! me encantaría.-
Ambos se acercaron a todo el equipo en espera del entrenador, estaba llegando tarde y él debía conducir el autobús, Takeda estaba molesto por lo que prefirieron no molestarlo más. Al cabo de unos 30 minutos Ukai apareció, pidiendo disculpas a todos pero en especial al profesor, ya todos listos subieron al transporte. Yamaguchi y Kageyama estaban dispuestos a preguntarle al pequeño cuervos si deseaba sentarse con ellos pero al parecer alguien más les había ganado la batalla, resignados se acomodaron cerca para vigilar que Kei no hiciera nada indebido. Tal vez había ganado la batalla pero no la guerra, dos semanas con el chico de sus sueños no ocurría todos lo días, aprovecharían al máximo.
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Por fin luego de varias horas habían llegado a su destino, de nueva cuenta se encontraban en Tokyo, sin embargo esta vez Hinata no sentía nervios del lugar sino de las personas que en ese campamento podría conocer. Sentia que estaba avanzando, que su pasado cada vez era menos tormentoso. De nueva cuenta el equipo que esperaba su llegada era en Nekoma, sin perder el tiempo Shoyo tomó sus cosas y bajó a toda prisa de allí para su encuentro con el cabeza de pudín. Lo había extrañado mucho, a pesar de no saber el por qué su estado de ánimo, siempre lo apoyo y estuvo ahí para él. No importaba la situación que haya sucedido en medio, él lo quería. A paso rápido corrió hasta el setter y saltó a sus brazos, claro que los del Karasuno no les agradaba mucho pero si eso hacía feliz al pequeño cuervo ¿quiénes eran ello para impedir esa hermosa sonrisa?.