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⚜ VIII ⚜

Nadie cabía de la sorpresa, no se esperaban para nada ese suceso, luego de unos segundo de analizar la situación Hinata bajó su cabeza creyendo que ese silencio era un rechazo indirecto. La poca esperanza que aún tenía se estaba desvaneciendo.
Sin embargo uno de los chicos de segundo año dió un paso al frente, más específicamente Ennoshita.

—Así que Hinata-san, un gusto poder conocerte, puedes acudir a mi si necesitas ayuda con el entrenamiento o ser tu intérprete para el equipo. —una sonrisa que hicieron cristalizar los ojos del pequeño pelinaranjo se formó en el rostro de su senpai.

Para sorpresa de todo el equipo Ennoshita sabía lenguaje de señas, nunca se sabe completamente todo de una persona al parecer.

—¿Desde cuándo sabes lenguaje de señas? —se atrevió a preguntar el capitán, su mente ya estaba un poco más clara.

—Desde hace mucho tiempo, un integrante de mi familia es sordomudo, toda mi familia sabe el lenguaje de señas. —respondió como si nada.

—¿Podría traducirles algo al resto del equipo Ennoshita-senpai? —preguntó con gestos tímidos Hinata.

Ennoshita solo asintió para comenzar a traducir.

—No pretendo que me traten como una persona delicada, solo no puedo hablar como ustedes, eso no significa que sea débil o menos competente. Voy a esforzarme al igual que todos aquí por esa razón les pido que me traten como a cualquiera. —su mirada era decidida llena de confianza que esperaba se transmitiera a sus compañeros de equipo.

Su senpai dijo palabra por palabra exactamente como Hinata le mostró. Todos en el equipo estaban embobados, la determinación y ternura de ese ser era incomparable, por unos segundos no sabían que decir.

—Muy bien Hinata-kun, te damos la bienvenida al equipo de vóley del Karasuno. Es un verdadero gusto poder conocer personas como tú con un espíritu tan fuerte de pelea. —Suga lo miraba como si fuera su pequeño retoño, con un orgullo que ni siquiera el podía explicar, solo sabía que debía protegerlo.

Shoyo no podía estar más feliz, su sueño si podría realizarse, con una gran sonrisa y pequeñas lágrimas en sus ojos se inclinó ante todos.
Tres chicos miraban todo con cierta curiosidad y ansiedad hacía el pelinaranjo, querían conocerlo un poco más, en realidad su curiosidad era tanta que los tres se propusieron hablar con él en la hora del almuerzo.

—Los entrenamientos se realizan por la mañana y luego de la escuela. Esta tarde los quiero a todos aquí, empezaremos por algo ligero y veremos el potencial de cada uno.

Con esas palabras dichas cada uno se puso en marcha para ir a sus clases, los cuatro chicos de primer año caminaban en un silencio cómodo, sin embargo la atención de los tres más altos se desviaba hacía el pequeño.
Hinata claro que lo notaba pero prefería no interrumpir la paz que había en el ambiente.