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Las luces en el escenario y gimnasio se apagaron, todo estaba sumido en una profunda oscuridad, pero al instante, un solo reflector muy potente apuntó hacia ellos destacando sus miradas de confusión.

Entonces, llegaron. Las exclamaciones de todos al ver lo que pasaba y mi rostro desfigurándose en perplejidad y ligera satisfacción ante eso.

Después de tanto tiempo, el desastre ocurría, lo que tanto un día pensé y planeé.

Y solo habría un culpable.

Lo sabía.

Seria yo. 







*****

¡Hola!

¡Bienvenido seas a esta familia de inadaptados! Puedes pasar y agarrar galletitas, solo permiteme un segundo...

¡Míriam, pon la tetera!

El té con galletas, uff.

¡Espero te quedes a leer esta graciosa, extraña y bella historia!

Abrazos de una inadaptada uwu.

El club de los InadaptadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora