Los Kustermen

11l Plan Suicida (2)

El castaño había terminado de grabar aquellas atrocidades que le hacían a los kustermen, sentía náuseas y un odio creciente ante ESDEK... Pero ciertamente no le sorprendía, esto ya era algo de la vida diaria. Salió de ese pequeño laboratorio aún grabando y vio al adolescente recostado contra la pared y con una mirada perdida.

-¿Ahora qué?.-pregunto el adolescente viendo a la nada.

-Iremos al sitio donde guardan toda la información de estos experimentos.-le dijo dándole el teléfono mientras seguía caminando.-Necesitamos más pruebas.-añadió serio.

-¿Más? ¿¡Esta mierda no es suficiente!?.-le reclamo con cierta ira en su voz.

-Me gustaría que esto fuera suficiente.-le respondió caminando.

-¿Como es que conoces tan bien este sitio?.-pregunto el adolescente después de unos minutos de caminata.

-¿Por qué crees que abandoné ESDEK?.-respondió de forma vaga con esa pregunta.

Con esas palabras a Jake le quedó claro, Alex ya había estado aquí, conocía todos los oscuros secretos que ESDEK escondía... O casi todos, y por eso ya no estaba de su lado. Ambos entraron a una sala llena de computadoras y unas pilas de hojas, vacío, no había ni un solo guardia esperándolos y eso era raro, pero no podían desaprovechar esa oportunidad. De forma rápida el castaño busco entre todos los papeles y los pasaba delante de la cámara del teléfono, todos tenían la información completa, esos vídeos junto a todos los papeles eran las pruebas suficientes. Jake cortó la grabación y vio a Alex, ya estaban listos para salir de ahí.

-Soy una mujer suertuda.-dijo una voz femenina detrás de ambos kustermen.

Jake volteo con sorpresa para ver a esa mujer, los habían descubierto, pero en cambio Alex volteo por inercia, reconocía esa voz, aún la recordaba a la perfección. Una mujer de cabello rubio y corto, piel clara y unos ojos color esmeralda estaba parada delante de ellos, vistiendo un traje negro y con una mirada seria.

-Siempre supe que volverías.-dijo esta viendo al castaño.

-Disculpe señora, pero me enseñaron que no debo hablar con desconocidos.-le respondió el adolescente y un montón de estacas de hielo se dirigieron a esta.

La mujer no movió ni un solo dedo y ninguna de las estacas llegó a tocarla, en cambio, todas cambiaron de objetivo a dónde estaban ambos kustermen, un pedazo de piso los protegió a ambos y luego salió volando contra la mujer, pero antes de que está la tocara se hizo polvo. El adolescente estaba algo sorprendido, ¿Como era posible que evitará sus ofensivas sin moverse? Pero antes de poder responder su pregunta sintió un golpe directo a su espalda que lo hizo retorcerse, el castaño reaccionó de forma rápida y se dio la vuelta para golpear y alejar a su rival, un ser ato y grotesco lleno de músculos y sin camisa. Dos más de estos seres salieron y se pusieron de lado del otro, el adolescente se puso de pie con dificultad y quedó al lado del castaño.

-Quiero al castaño vivo, el mocoso me da igual.-dijo la mujer y se sentó lejos de ellos.

Y tras esas palabras los tres seres grotesco se tiraron a atacar contra ambos kustermen, el adolescente creo dos estacas y se preparó para usarlas, mientras que el castaño solo se puso en guardia.

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La cazadora yacía aún sobre la cima del edificio, sin mover ni un solo músculo, solo observando cómo se desarrollaba todo gracias a sus poderes... Era más que obvio para ella que ninguno de los tres saldría con vida, la pelinegra se había llevado arrastras al albino a otra habitación, mientras que el castaño y el adolescente peleaban arduamente contra esos seres grotescos, no importaba cuántas veces el adolescente los atravesará con su hielo, no importaba cuantas paredes o pisos usará el castaño para aplastarlos, estos se ponían de pie de nuevo como si nada, se regeneran de cada herida que sufrieran y se volvían más brutales, ellos dos no eran suficientes para acabar con esos tres, no ahora.