*52. Snape, Dumbledore y la fuga de Azkaban

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Empezar las clases el siguiente lunes fue más difícil de lo esperado, sobre todo porque la primera clase fue con Trelawney, donde continuaron buscando significados a los sueños que ellos habían estado inventado. Luego tuvieron doble hora de pociones con los Gryffindor, las gemelas Granger se saludaron normalmente, Alexis había decidido que ya no importaba el haberse perdido el viaje a Andorra porque a cambio había obtenido unas buenas vacaciones y bueno... un novio. Hermione, en cambio, estaba feliz porque el señor Weasley había sido dado de alta y habían pasado las fiestas con él, sano y salvo.

Durante el almuerzo, Draco y Alexis se sentaron juntos. Además de Millicent, Theo, Blaise, Crabbe y Goyle ya estaban al tanto de que habían empezado a salir, no así el resto del grupo. Los amigos del rubio no habían estado muy felices con la noticia.

—Señorita Granger —el profesor Snape se había acercado a ella cuando estaban terminando de almorzar—, la espero en mi despacho después de la última clase.

—Sí, señor, allí estaré.

El resto del día pasó de forma similar. Muchos deberes, mucho que estudiar. Poco tiempo libre para disfrutar. Cuando terminó la última clase llevó rápidamente sus útiles a su habitación y se dirigió al despacho de Snape. Golpeó la puerta y la voz arrastrada del profesor le permitió ingresar.

La oscura habitación estaba forrada de estanterías en las que había cientos de tarros de cristal con viscosos trozos de animales y plantas suspendidos en pociones de diversos colores. En un rincón había un armario lleno de ingredientes.

—Tome asiento, por favor —Snape interrumpió su escrutinio por la oficina.

Alexis cerró la puerta y se acercó al escritorio donde el profesor la esperaba.

—En primer lugar me gustaría saber qué razones la llevaron a estar presente esa noche en Malfoy Manor, luego lo sucedido con el señor Rowle.

—Hermione decidió acompañar a los Weasley después de lo sucedido a su padre —comenzó la bruja— por lo que escribió a nuestros padres para avisarle que ya no iría a casa. Ellos, creyendo que Herms se quedaría en Hogwarts, decidieron cancelar el viaje, obligándome a permanecer aquí también.

«En el momento en que me enteré de esto me enojé con mi hermana, me negué a ir con ella a donde sea que haya ido y pedí a mis amigos que me rescataran de pasar las vacaciones sola y aburrida en el colegio. Solo Draco pudo aceptar mi pedido, por eso estaba en su casa —suspiró antes de continuar—. Rowle insinuó que el único motivo por el que yo estaba allí es porque estaba utilizando artilugios femeninos para tener a Draco de mi parte y así convencer a sus padres de permitir entrar a su hogar a una "sangre sucia". Claro que él no sabe el motivo real por el cual se me permite la entrada a esa mansión.

—El caso es que su presencia no agradó a todos los presentes, sobre todo porque con su vestuario resaltaba en la multitud.

—La señora Malfoy dijo que no habría problemas con mi vestido, claro que yo no esperaba que todos los demás vistieran en tonos más oscuros.

—El punto es —continuó Snape como si Alexis no lo hubiera interrumpido— que su presencia tuvo que ser justificada. Los Malfoy se vieron obligados a aceptar que usted estaba allí por una deuda de vida. Resulta que en esa reunión había personas conscientes de su sangre, por lo que expusimos muchas razones alegando que su presencia era valiosa para nuestro cometido.

—¿Qué? —preguntó Alexis. No le agradaba el rumbo que estaba tomando esa conversación.

—Por su bien y, por supuesto, por el bien del plan del director Dumbledore, debí decir a los demás que usted está interesada en unirse a la causa, los Malfoy me secundaron. Dijimos que a pesar de su nacimiento, está convencida de que no todos los nacidos de muggles deben ser llamados magos. Imagino que esta idea no debe ser de su agrado pero es una forma para protegerla. A partir de ahora deberá fingir que es así. Por supuesto no le podemos negar que vea a su hermana, pero sí sería necesario que termine con la relación de cordialidad que tiene hacia Potter y los demás.

La otra Granger *en Edición*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora