Capítulo catorce: "¡Eres un adicto!"

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Samantha

Después de discutir la “idea” de Derek, tuvo que retirarse. Habíamos quedado para comer el día de mañana con Alejandro. Lo cual, me había emocionado. ¡Me alegraba caerle bien a ambos! Me dirigía a casa del Dr. Gómez, ya tenía la semana que había regresado, pero quise darle unos días de descanso. Su nieto, se había puesto muy enfermo y ya que se había puesto estable, regresó. Pero no quise agobiarle, pero ahora, iba de regreso. Toque tres veces la puerta, de inmediato, la puerta se abrió. El Dr. Gómez sonreía, tenía consigo una barba sin afeitar y no llevaba lentes. Lo saludé con la mano y se hizo a un lado para dejarme pasar.

—Buenas tardes, Samantha —saludó amablemente, sentándose en uno de los sillones de su casa.

—Hola —le devolví el saludo, sentándome frente a él.

—Me alegra volver a verte —comentó, colocándose nuevamente sus gafas.

—Igual a mí, ¿cómo se encuentra su nieto? —mi pregunta pareció sorprenderle, sonrió con dulzura.

—Ted está bastante bien, ya su infección estomacal desapareció. Gracias por su interés —me encogí de hombros sonriendo, el me miro detalladamente—. Te veo bastante animada el día de hoy.

—Lo he estado últimamente —admití, sin borrar la sonrisa.

—¿Se puede saber el motivo? —preguntó.

—¿Sabía que ya tengo amigos? —mi emoción al decirlo le hizo reír, me miró y sonrió.

—Algo así me había comentado Derek.

Parpadeé.

—¿Derek le habló de mí? —pregunté, sin disimular mi asombró. Él asintió.

—Así es. Siempre me mantengo en comunicación con mi fa… —cerró  rápidamente la boca, dejando incompleta la frase.

—Con su familia —completé— ¿Eso quería decir?

Él asintió dudoso.

—Derek me contó que usted es su tío. ¿Por qué no lo quiso decir? —pregunté.

El Dr. Gómez me miraba anonadado.

—Disculpa, pero, es que… —dudó unos momentos—. Derek hace ya varios años, me prohíbo decirles a mis pacientes que él era mi sobrino. No le gustaba mucho la idea de tener un “loquero” como tio. Por eso, me sorprende que te lo haya dicho. Suele reservarse estos temas.

Ahora yo, estaba sorprendida.

—Bueno, el me lo dijo con toda naturalidad. Yo, vine a buscarlo pero no lo encontré, pero casualmente a Derek sí. Y ahí fue donde me contó todo. —hablé.

El doctor se frotaba la barbilla, mirándome.

—Qué raro. Estoy muy sorprendido —me dijo; nuevamente embozó una sonrisa—. Me pone muy feliz que establezcan una amistad, Samantha. Tú eres muy tímida y él muy reservado. Nunca me imaginé algo así.

Asentí riendo.

—Tiene razón. Mucha razón. Nunca pensé en tener un amigo como Derek.

—Pero ya sabes, Derek es así por un montón de razones —explicó—, que quizá, por el paso del tiempo las iras descubriendo.

—Esperemos eso —dije con tono inseguro.

Él Dr. Gómez se encogió de hombros.

—Puedes llegar a sorprenderte. Créeme. —Me sonrió tranquilo—Agradezco los días que me diste para descasar, venia exhausto.

¿Hacemos un cambio? |Sin editar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora