¿Hacemos un cambio? |Sin editar.

Capítulo veinticuatro: "¡Estoy celoso!"

Samantha

Me había quedado hasta tarde, esperando a Dylan y Axel. Ellos traían auto y se habían ofrecido a llevarme, ya que Derek se había ido de forma inesperada y no contestaba mis mensajes y llamadas.

La fiesta se había puesto muy... Alocada. Todos bailaban y otros bebían. Me encontraba en la mesa, sentada a lado de Dylan, observando el ambiente.

Axel estaba muy activo. Se movía muy bien, algunas chicas de nuestro curso bailaban con él. Chloe estaba charlando con un chico, y Kimberly disfrutaba del ambiente con sus amigos. Bostecé. Eran ya las 3 de la madrugada y aún no nos íbamos. Dylan parecía igual de aburrido. Le lancé una mirada comprensiva y él me sonrió a medias.

—¿Quieres que te vaya a dejar? —preguntó, encima de todo el ruido.

Me encogí de hombros.

—Axel ya se pasó de copas, así que lo mejor será que ya nos vayamos —dijo—ya vuelvo.

Se levantó y se acercó a su hermano, el cual no dejaba de bailar. Dylan le susurró algo al oído y Axel le hizo una especie de mohín al escucharlo. Luego noté como ambos me miraban y Dylan continuaba hablando con su hermano. Axel me observó unos segundos y no pude evitar sentirme incómoda.

No quería que se fueran por mi culpa. Pero me sorprendió ver cómo ambos gemelos ya se despedían.

Me levanté, tomando mis cosas y me acerqué a la festejada, la cual no dejaba de tomarse fotos con sus amigos. Cuando me visualizó, se puso de pie y se acercó a mí

—¿Ya te vas? —noté un poco de olor a cerveza de su aroma. Asentí ligeramente.

—Ya es algo tarde —dije.

—Vale —me abrazó con fuerza y me besó ambas mejillas—gracias por venir. Ojalá te hayas divertido.

Sonreí y me di media vuelta, buscando a los gemelos. Los noté en la puerta principal, me acerqué a ellos con rapidez. Dylan se había adelantado, mientras Axel y yo íbamos detrás de él.

—¿Con qué ya estás cansada, eh? —Axel me rodeó con su brazo, mirándome curioso.

Me ruboricé un poco.

—Algo, pero pude haber esperado un poco más —le hice saber.

Él soltó una leve risa, atrayéndome más a él.

—No, no te preocupes. Ya es algo tarde y te ofrecimos a llevarte, debo ser más considerado. Una disculpa.

No respondí. No tenía palabras exactas para responder a eso.

Dylan ya estaba en el auto, en el asiento conductor. Así que Axel se subió al copiloto y yo en la parte trasera.

Al principio, el trayecto fue tranquilo. Todos íbamos en silencio, hasta que Axel rompió el silencio:

—¿Te gustaría ir a nuestra casa mañana? —me dijo.

Noté como el cuerpo de Dylan se tensaba. Quizá le incomodaba que fuera, ya que apenas y me conocían.

Incluso a mí, me resultó un poco extraño y sorpresivo a la vez.

—¿A su casa? —pregunté, aclarándome un poco la garganta.

Axel volteó a verme y asintió.

—Siempre estamos solos y bueno, es algo aburrido ver la misma cara todo el tiempo.