Capítulo siete: "¿Qué hacen los dos juntos?"

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La alarma no dejaba de sonar. Abrí los ojos con dificultad, parpadeando varias veces para ver mejor. Eran las 5:45 de la mañana. Eso explicaba por qué todavía se veía oscuro. Me levanté de la cama, apagando la alarma de mi celular.

Salí por el pasillo, asomándome al cuarto de mi hermano. Me sorprendí al no verlo ahí. Camine otro poco por el pasillo, asomándome al cuarto de mi madre. Ella estaba tumbada boca abajo, noté como respiraba mientras dormía, aún llevaba su traje del trabajo. Era recepcionista de un hotel de lujo, por la tarde-noche. Aun así se miraba hermosa. Me acerqué con cuidado a ella, cubriéndola con su cobija. Sonreí y baje hacia la cocina, pero, me sorprendí al ver a Max sobre la mesa durmiendo. Tenía varios papeles rodeándolo y su laptop estaba prendida. Oh bueno, eso anunciaba el foquito que parpadeaba, me acerqué y lo moví, al no obtener respuesta lo zangoloteé.

—¿Eh? ¿Qué sucede? —levantó la vista adormitado.

—Te quedaste dormido —le sonreí.

—Oh disculpa, estoy trabajando en una práctica —se rasco el ojo, bostezando.

—No importa, vete a dormir unos minutos. Yo te despierto.

—Claro que no. Ya es tarde. —Se levantó—Me iré arreglar para la escuela.

—Ve entonces, prepararé el desayuno y luego me iré a bañar.

—Sí que eres cochina —sonrió cansado y subió las escaleras.

Entre a la cocina deshaciéndome la desgreñada coleta que tenía e hice una nueva, jalando bien los pequeños cabellos se salían de ella. Me lave las manos en el fregadero y las limpie sobre mi camiseta, buscando algo que cocinar en el refrigerador.

No me llevó ni 15 minutos hacer huevos revueltos con tocino, ya que era lo único que quedaba. Hice café para mi mamá y Max, y té para mí. Ya todo preparado, lo puse sobre la mesa guardando aún lado lo de mi mamá. Max bajo después de un rato, con su atuendo blanco. Resaltando su piel.

 —Mmm, huele delicioso —Sonrió, acercándose a la cafetera, y sirviéndose café.

—Gracias, pero si me permites, me iré a bañar.

El asintió bebiendo de su café, subí las escaleras con cuidado. Entre al baño, y comencé a ducharme. Odiaba con mi vida bañarme con agua fría, pero era la única manera que hacia despertarme por completo. El agua caer sobre mi cara, me refrescaba. Después de 20 minutos, salí de baño y entré a mi cuarto corriendo y procurando no caer, hacía mucho frio. Fui directo hacia el armario, pero sospeche que mi hermano se molestaría si no me ponía algo de lo que habíamos comprado ayer, vote por eso y busqué entre las bolsas, esperando encontrar algo decente y normal para la escuela. Y encontré una blusa de tirantes blanca obviamente colocándome una chamarra de mezclilla, unos jeans grises que me quedaban súper ajustados con unas Vans negras. Me cepille el cabello, haciéndome una media cola, con un broche en forma de una flor en él. Me vi en el espejo, sonreí y baje las escaleras. Vi a mi hermano, recogiendo sus cosas.

—Vaya, —me vio sorprendido—te ves genial. Muy diferente.

—¿Tú crees? —él se acercó, sonriendo.

—Por supuesto, Sam. Nunca te mentiría. Lindo toque —me señalo el broche—. Valió la pena todo ese drama que pasamos ayer.

—Ya lo creo.

—Bueno, desayuna y apúrate o llegaremos todos tarde.

Riendo, desayune lo más rápido posible. Ya terminado, busque mi cepillo de dientes y me lavé los dientes. Le hice una nota a mi mamá, diciéndole donde estaba su desayuno, y deseándole buen día. Busqué mi mochila, metiendo dentro de ella mi celular, llaves y algo de dinero. Mi hermano ya estaba en el auto, haciendo sonar la bocina. A regañadientes, entre en el auto, dándole un golpe en el brazo.

¿Hacemos un cambio? |Sin editar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora