Capítulo dos: "No quiero quedarme aquí con ella"

1.5K 153 43
                                    

¡SAM BAJA DE UNA BUENA VEZ O TE VOY A TRAER DEL PELO!  —Era la voz de Max, gritándome desde abajo, arrugué la nariz y me cubrí el rostro con las sabanas.

—¡SAM! —volví a escuchar, levanté la vista con la visión medio borrosa, noté que por lo menos eran por las 9 o 10 de la mañana.

Escuche varios portazos, bostecé y esperé.

—Oh, que imbécil soy. —Mi hermano abrió la puerta, recordando que yo nunca le ponía seguro a la perilla.

—¿Qué necesitas? —Puse mis pies fuera de la cama, quedándome sentada sobre ella.

—Hice el desayuno. Y desde hace más de media hora que estoy esperando que bajes. No me levanté temprano para nada. Ahora, levanta ese trasero o lo haré yo.—Me revolvió el cabello, y desapareció.

Termine de levantarme y busqué lo más ligero posible. Era mi hermano, dudé en ponerme una sudadera con unos bóxers, solo me limité a encogerme de hombros y ponerme ese conjunto. Baje, como si tuviera la mirada perdida en el sueño, mi hermano estaba de espaldas, llegué por detrás y le bese la mejilla.

—¡Oye! —Sonrió e hizo una mueca—. Hueles horrible y te apesta la boca.

—Gracias —le arrojé un beso y busqué mi cepillo de dientes.

—Lindos harapos ¿eh? —Estaba comiendo un coctel de frutas. ¿Tal vez había comenzado con su “dieta”?

—No tengo muchas ganas de ponerme algo más —contesté, con la boca llena de pasta de dientes sobre el lavabo.

—Quiero preguntarte algo, Sam.

—¿Sí? —Tome asiento enfrenté de él, limpiándome lo que quedaba de pasta sobre mi boca.

—Es Jessica… —se mordisqueó el labio inferior, entrecerré los ojos asintiendo con la mirada. Como no comenté nada, añadió—. Pronto haremos el año y me dijo que siente que no convives mucho con ella.

—Lamento eso, pero, tu sabes como soy —tomé de su vaso, lleno de leche—. Y Jessica me agrada, ¿A qué viene esto?

—Dice que te comportas muy distante y tímida con ella.

—Bueno, no soy de muchas palabras, Max.

—Se lo dije, —bufó—pero no me cree. Piensa que la odias, y no deja de insistirme sobre el tema.

—Y, ¿Qué se supone que debo hacer?

—¿Puedes pasar un día con ella? —Abrí la boca para poder reclamar, pero prosiguió—. Nunca te pido nada, estaba pensado que fuera hoy, por la tarde.

¡Bingo! Por primera vez, me ponía extremadamente feliz por ir a terapia. Agradecí mentalmente al Dr. Gómez, negué con la cabeza, intentando no escapar una risita que me llegara a delatar. Jessica no me caía mal, pero pasar un día a solas, era mala idea.

—Ya tengo planes —expliqué—. Lo siento, en otra ocasión.

—¿Cómo? Nunca estas ocupada, ¿A qué se debo eso? Necesito una explicación.

—Tengo terapia hoy. —Sus ojos se apagaron, estaba ilusionado, él ha hecho tanto por mí, me estaba empezando a sentir mal. Tenía que hacer algo, ella era muy importante para él, ¿por qué no intentarlo? —Pero, supongo que más tarde puedo ir con ella a no sé, ¿comer?

Sus ojos se agradecieron, y asintió, muriéndose de alegría. Me susurró un “gracias” y se acercó a mí, plantándome un enorme y largo beso sobre la frente. Me sonrojé.

—Eres la mejor hermana del mundo ¿lo sabes verdad?

Yes, tienes que amarme demasiado.

¿Hacemos un cambio? |Sin editar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora