Capítulo veintitres: "¡Toma mi mano! [2]

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DEREK

Todo era muy confuso. Sentimientos extraños que me confundían. No tenía idea de lo que estaba pasando conmigo. No entendía mi comportamiento.

Era todo diferente.

Todo comenzó desde que Kimberly me invitó a su fiesta. Una holeada de sentimientos me invadieron. Me sentía muy feliz y halagado. Y en ese mismo instante, ya sabía de lo que iría disfrazado.

Zombie.

Por favor, ¿a qué persona no le gustaban? Si encontraba alguna persona así, seguramente no tendría mi amor y preciado afecto. Aunque quizá eso no era importante ni mucho.

Desde ese día, todo el esfuerzo lo había puesto en mi disfraz. Vi varios tutoriales y Jordan me había ayudado con el maquillaje de mi disfraz. Gracias a ella, había quedado espectacular.

Y sentí mucha emoción cuando el día de la fiesta por fin llegó. Había contando los días. Tenía muchísimas ganas de ir.

Antes de irme, tomé las llaves de mi auto, mi móvil y algo de dinero y me dirigí a la dirección que indicaba la invitación. En cuanto llegué, la música resonaba desde afuera y sin darle un vistazo entré.

Definitivamente no conocía a nadie. Y mucho menos con todas esas máscaras y disfraces. Vi a chicos y chicas vestidos de zombies, pero obviamente mi disfraz era el mejor de todos.
Bueno, había un chico que su maquillaje lucía mucho mejor que el mío, pero no era nadie importante, así que no contaba.
Yo seguía siendo el mejor.

O eso piensas.

Me dispuse a ver el patio trasero de Kimberly. Era muy grande y lucía muy bien, la temática era increíble. Admitía que estaba impresionado.
Buscaba a Sam con la mirada. Me era inevitable no hacerlo. Era la única persona con la que me sentía verdaderamente cómodo, ya que los demás chicos me irritaban. Sobre todo las rivalidades que se traían entre Axel y Chloe.
Estuve como 10 minutos buscándola entre la muchedumbre.
Hasta que por fin la encontré. O eso deduje. Había una chica sentada en una de las bancas de las esquinas. Me daba la espalda. Tenía la mirada fija en la pista de baile.

Lentamente me fui acercando, hasta que me encontraba a un lado de ella. La observé unos instantes. Su perfil era reconocible pero no había podido evitar preguntar su nombre.

Ella había volteado y vi como se asustaba. No pude evitar reír. Sam era tierna cuando se lo proponía. Sus ojos lucían más grandes y llamativos, se miraba más delgada y se miraba muy encantadora.

Noté como la música cambiaba, a un ritmo más pegajoso, así que sin dudarlo, la inventé a bailar. Bailar con ella me había gustado mucho. Me sentí feliz al verla alegre y sentirse segura de si misma. Sabía que ella tenía mucho que dar. Esa pequeña chica era fuerte. Verla reír, verla hacer cosas que quizá nunca se hubiera atrevido hacer, me reconfortaba. Sam me daba una razón para seguir.

Tenía mucho tiempo que no me sentía así.

Y ahora, me encontraba tomándola de la mano.

No lo hacía por otra razón. Samantha era mi amiga. Podía llamarla mejor amiga. Pero, ¿por qué me había sonrojado?

Te gusta.

¡No! Samantha no me gustaba. Estimaba mucho nuestra amistad y por nada del mundo quería perderla.

No quería perder a mi única mejor amiga.

Había venido con un propósito a esta fiesta e iba a cumplirlo. Vi como los chicos se reunían cerca de la entrada principal. Todos nos lanzaron miradas. Me sentí incómodo.

¿Hacemos un cambio? |Sin editar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora