Derek
Mamá no dejaba de llorar. Observábamos como enterraban a mi hermano. Su novia, Ana, lloraba desconsoladamente. Todos vestían de negro. Se me hacia algo hipócrita. Todos llorando por la muerte de Bradley, cuando en vida, ni siquiera lo visitaban. Y ahí estaba yo, de pie, observando el ataúd, como bajaba en ese agujero, enterrando a mi hermano y llevándose todos los recuerdos juntos.
Al terminar de sepultarlo, mi madre iba a recibir a nuestros familiares en su casa, para realizar algunas plegarias en su nombre. Yo solo observaba en silencio, mientras todos se iban alejando lentamente.
—¿Te vas conmigo, cariño? —mi madre me dirigió una mirada dulce. Sus manos temblaban. Me acerqué a ella y la abracé.
—No, que te lleven mis primos. Yo te alcanzo allá.
Asintió sin decir nada y comenzó a caminar, limpiándose las lagrimas que nublaban su vista. Observé la tumba de mi hermano una última vez, sin asimilar que él yacía ahí. Unas lagrimas recorrieron mi rostro. No quería aceptar que lo había perdido. Me despedí en silencio. Me despedí de mi hermano.
Comencé a andar al estacionamiento, buscando mi auto. Manejé hasta la casa de mi mamá. La recordaba tal y como era. Varios automóviles estaban en la estrada principal, así que me estacioné un poco más lejos de todos los demás. Me bajé y fui directo a mi casa. Entré por la entrada principal, varios familiares lejanos y amigos me lanzaron miradas, sin decir nada. Mamá se acercó a mí y besó mis mejillas.
—El rezo comenzará en un rato, hijo—me informó—mientras tanto, ¿deseas algo de café?
Mi madre lucía cansada, tensa y nerviosa. Me dolía verla así.
—No es necesario que hagas todo esto, ¿sabes? Solamente te estás presionando a ti misma—le informé.
Ella suspiró, mirando a su alrededor.
—Es lo menos que merece tu hermano —acarició mi mejilla, reprimiendo lágrimas—Déjame darle una buena despedida.
Solamente asentí. Iba a respetar los deseos de ella. Mamá se acercó a unos amigos suyos, para asegurarse que estuvieran bien. Vagué por el lugar, tenía algún tiempo desde la última vez que estuve aquí. Me senté al final de las escaleras, observando a todo mundo. Extrañaba a mis hermanos. Varios recuerdos invadieron mi mente. Visualicé el comedor principal, estaba vacío. Me imaginé a mi familia. En navidad, la ultima vez que estuvimos juntos. Reprimí esos recuerdos, no quería llorar. No ahora.
Una persona se acercó a mí. Era Alex. Sonrió sin ganas y se dejó caer a mi lado, sin decir nada. No me preguntó como estaba, se lo agradecí mentalmente
—Nos recuerdo corriendo por los pasillos—comentó, mirándome directamente—siempre buscaba una excusa para venir, disfrutaba de tu compañía y la de tus hermanos.
No respondí. Solamente miraba hacia la nada. No quería decir nada, no me apetecía hablar. Ni siquiera con Alex. Pero al parecer, eso le dolía a él.
—Conmigo no intentes hacerte el fuerte. —Me rodeó con el brazo—Estás pasando por un momento bastante difícil y no quiero que lo pases solo.
Me mordisquee los labios, reprimiendo varios sentimientos fugaces. Alex paró de hablar durante un momento. Me regaló algo de silencio, me dio mi espacio. A mi alrededor, solo escuchaba las voces chillonas y cuchicheos de los presentes en el lugar. Algunos niños inquietos, correteaban por todas partes, sin tener alguna idea de que hacían ahí. Y desee ser ellos. Sin preocupaciones, solo limitarme a vivir a disfrutar.
Voltee a ver a Alex, mis ojos de habían enrojecido. Comprimía las lágrimas.
—Todos me abandonan Alex —observé la suela de mis zapatos, ocultando mi rostro. No quería que los demás me observaran con pena—me hacen a un lado, me desechan como basura. Detesto esto. —La mirada de mi mejor amigo era neutra. No expresaba nada—Me estoy volviendo loco. Todos los que entran a mi vida siempre se van. Me siento solo.
ESTÁS LEYENDO
¿Hacemos un cambio? |Sin editar.
Novela Juvenil-No te dejaré sola. -¿Lo prometes, Derek? -Lo prometo, Sam. Portada: @CMStrongville Historia terminada.