Capítulo 24

18 3 0
                                    

De cualquier forma, ya estaba abajo, con Casper retando silenciosamente al increíble ser de enfrente. Era altísimo, con su cabello rubio impecablemente peinado hacia atrás. Sus ojos grises estaban penetrando mi tranquilidad. Llevaba una armadura que no tapaba mucho, y en su mano izquierda, sostenía una hoz pulcra y blanca. Eso era...

Miré a mi al rededor y una alarma se activó en mi interior. Nos rodeaba un bosque de coníferas. Yo ya había vivido esto... Grité, desconcertando al ángel.

En un segundo, Tori, Rubén y Mark estaban a mi lado. Esto me puso más nerviosa.

-Vamos a matarlo. Dani, vete -pidió Rubén.

-Lárguense... -susurré.

-¡Daniela, que te va...!

-¡QUE SE LARGUEN, MALDITA SÉA!

Los tres se giraron a verme notablemente molestos.

Mark se acercó a mí y acunó mi rostro en sus manos.

-¿Segura? -susurró.

Asentí decidida y en un minuto, estaba arrastrando al otro par lejos. De nuevo, estaba sola con el ángel. Casper corrió a atacar al caballo blanco que le acompañaba y se alejaron de mi campo de visión.

Acababa de salvar a los chicos de una muerte inminente, pero aún faltaba una persona.

Gorahk llegó a asestarle un golpe en la espalda al ser divino, que cayó unos seis metros adelante. Cuando puse mi atención en el ojiverde, pude notar que estaba cubierto de sangre. Probablemente resultado de su anterior pelea.

-¿Estás bien? -me gritó. Asentí eufórica.

El ángel se puso de pié, y corrió a atacar a Gorahk. Cuando le puse atención, pude notar como el ojiverde estaba lleno de sangre, probablemente resultado de su anterior pelea. El ángel se puso en pié, dirijiendo una mirada furiosa a mi compañero.

-Uh, no, no, no. Angelito, sabes que no puedes atacarme enojado. Es pecado el matar de esa forma -le provocó.

No podía permitir que Gorahk muriera, así que, en vano, traté de taclear a nuestro contrincante. Éste casi no se inmutó, y con una facilidad increíble me lanzó metros a su derecha. Mi pierna azotó en una roca y una corriente eléctrica me recorrió desde ahí hasta la nuca. Grité y miré el daño. Mi tobillo estaba roto y sangrando.

Gorahk soltó un alarido bastante brusco y corrió agitando su espada. Esta vez, no portaba su enorme e imponente hoz. Ambas armas chocaron, y al siguiente segundo, su batalla se volvió agresiva y fluída.

-Oye, Daniela -me dijo Gorahk entre golpe y golpe -¿Sabes que los ángeles deben mantenerse estables en una pelea? Son seres perfectos, después de todo... y los pecados se cometen con tan solo pensamientos.

Solo bastó con que dijera eso para que el ángel empezara a agitarse y convulsionarse fuertemente. Soltó un grito y su voz, que no había oído antes, se agravó progresivamente.

-¡Van a MORIR!

Y cambió. Su piel casi blanca se tiñó de marrón, su rubio cabello de negro. De su frente brotaron dos largos cuernos y su altura alcanzó los tres o cuatro metros. En un parpadeo lo único que quedaba del ángel, era la plateada armadura. El monstruo que ví en mi en aquel sueño ya estaba presente.

Gorahk soltó una carcajada. Se notaba confiado. Si supiera...

-¡De eso estaba hablando, fenómeno! ¿Y tu perfección?

Con un manotazo, la alimaña lanzó a Gorahk contra uno de los árboles, y luego corrió a atacarme. Gemí al intentar moverme. En la posición en la que estaba, ni siquiera podía desenvainar a Guren. Tal vez los sueños, no son lo que parecen.

Pero fuí salvada. Gorahk llegó, ahora con más sangre, a clavarle su espada negra en el brazo al desperfecto. Se alejaron un poco, y de nuevo el intercambio de golpes comenzó.

"Gorahk continuaba agitando su espada negra de aquí para allá, dndo golpes y recibiéndolos de la enorme bestia que estaba frente a él. Un monstruo increíblemente gande, con pezuñas en donde deberían estar sus piernas y cuernos enormes en la cabeza, con una hoz enorme con la cual no paraba de dar y bloquear golpes del ojiverde, que se movía con agilidad.

Pero un momento de distracción lo arruinó todo; Gorahk se giró a verme por un segundo, dándole tiempo suficiente a su oponente de clavar toda la hoja de su arma en la espalda de mi compañero, haciendo que escupiera sangre y dejara caer su espada sin apartar un momento su vista sorprendida de la mía, que lo estaba aún más."

No. Eso no sucedería. Como pude, me puse en pié y cojeando, me acerqué lentamente a ellos. Y como si todo se pusiera en cámara lenta, ví como unos ojos verdes se giraban a mí, luego, sentí como una hoja filosa atravezaba mi espalda. Goragk estaba frente a mí en shock, y al parecer al ángel no le importó mucho, ya que sacó su arma de mí e intentó asestarme otro golpe. No lo logró, ya que yo ya estaba cayendo al suelo. Lo que sí ocurrió como lo esperaba, fué que Casper y más lobos salieron a alejar al minotauro. Gorahk se acunclilló frente a mí. Comprendí entonces que no, los sueños nunca son lo que parecen, ni lo que queremos.

Comenzó a llover. No ne había percatado de lo oscuro y nublado que estaba hasta que no pude hacer más que ver el cielo. El agua mojaba mi rostro y el de Gorahk, que se acercaba a mí. Su cabello goteaba agua rojiza, y no estaba segura de si lo que resbalaba por sus mejillas era lluvia o lágrimas.

-Dani... tonta, ¿por qué hiciste eso?

-¿Por qué no me estoy curando, Gorahk?

-El arma de los ángeles... no se... Es grave, Dani.

Asentí. Iba a desaparecer. No necesitaba manzanas para que me lo explicaran.

-Lo siento... si yo hubiera reaccionado antes...

-No digas eso, Gorahk -le pedí, acariciando su mejilla-. Todo estará bien.

Mis energías se fueron en un segundo, y un peso me llegó. No había podido despedirme, pero igual cerré los ojos, lista, entre gritos inundados de lágrimas y dolor pidiendo que no me fuera. Ya era tarde.

Entre el Cielo y el Infierno I: "Batalla de luces y sombras".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora