Capítulo 9

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Salímos de la casa y Rubén cerró la puerta con llave; Mark, mientras tanto, me sujetaba por los hombros ayudándome a bajar las escaleras de la entrada.

Afuera todo estaba lleno de "gente" caminando, un montón de ellos y reitero, me recordaba demaciado a la edad media, era como volver en el tiempo... excepto dentro de las casas-o al menos la de Tori-donde todo parecía del siglo XXI otravez.

Me confundí un poco cuando empezamos a caminar, agradeciendo internamente que Mark aún me sostenía; diría que mucha gente nos observaba, si ellos solos llaman la atención por sus apariencias, el que lleven a una chica tan pequeña cubierta de la cabeza a las pantorrillas suma putos extras a la curiosidad de las personas.

—No te preocupes, no tardaremos en llegar—me dijo el ojiazul notando claramente mis nervios; creo que no soy buena actriz, ya mejoraré...

En pocos minutos empecé a reconocer el camino, íbamos hacia la casa de Gorahk, o eso pensé en el momento en el que ví las paredes levantándose en forma de pentágono que rodeaban las cabañas donde él vivía. Tori nos saludó en la entrada.

—¡Eh, chicos! Que bueno que llegaron, ¿Sirvieron las gotas?

Se me acercó cuando ya estaba a unos dos metros de ella y levantó el gorro que cubría al menos la mitad de mi cara.

—Sí, funcionaron muy bien, es como mi...

-No es como tu hermanita—interrumpió Rubén a Mark en medio de su oración. El castaño hizo un puchero.

—Bueno, gracias por traerla, supongo que ya pueden irse—les dijo Tori rodeándome por los hombros.

—Aún no sé como nos convenciste de ésto... —susurró Rubén mietras se giraba y caminaba de vuelta a su puesto en El Subterráneo.

—Vamos, no digas eso, fue divertido—le reclamó Mark despidiendose agitando la mano y corriendo a alcanzar al rubio.

Yo sólo los miré alejarse, cuando Mark se le colgaba del cuello a Rubén y éste no lo apartaba aunque parecía no prestarle demaciada atención. Ya imagino su cara y eso que apenas lo conozco.

—¿Y bien? ¿Para qué hiciste que ese par me trajera aquí?

—Necesito que aprendas un oficio para registrarte ante el Rey, y pensé en enseñarte el mío que realmente es muy sencillo-me explicó, aunque no entendí gran cosa.

—... ah... no entiendo.

—Te lo explicaré de forma simple, los que te muestren un gafette color verde, pueden pasar; cuando alguien pasa lo debes de registrar incluyendo tambien la carga que traiga, es así de fácil.

—Está bien, ya entendí eso pero, ¿Porqué debo aprender esto? ¿Porqué debo registrarme con el Rey?

—El reino lleva todo un registro de cada demonio que llega aquí sólo para poder controlarnos mejor, por eso, pero no puede registrar a nadie que no sepa una profeción, normalmente aprenderla tarda unos dos o tres meses y debe ser instruída por un agente especial pero tú tienes que aprenderla cuanto antes.

—¿Acaso soy diferente?

—…algo así... ven, vamos a sentarnos y te lo explico mejor.

Me llevó a un podio que estaba junto a las puertas, al aire libre. Detrás de el, incrustado en la pared pentagonal había algo parecído a una banca desnivelada, me senté en la parte mas baja que casi dejaba mis rodillas frente a mi rostro, Tori escogió un lugar mas alto que había a mi derecha.

Hablamos unas 4 horas facilmente y ahora entiendo porqué las gotas. Es algo difícil de digerir pero entiendo, entiendo porqué no me han llevado a presentarme ante el Rey.

Entre el Cielo y el Infierno I: "Batalla de luces y sombras".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora