"El Reino Perdido"

"Capitulo: 3"

“Narra Saray”
Corrí lo más rápido que pude, no podía creer lo que había hecho, cada día mi poder aumentaba más, no quería hacerles daño, pero es que me moleste demasiado. 
Cerré la puerta de mi habitación y me quede allí durante toda la tarde
... 
- Saray, se que estas ahí, escúchame ya me entere lo que paso, no fue tu culpa, tienes un poder que no puedes controlar, ábreme la puerta ¿sí? 
Rápidamente abrí la puerta, la mire fijamente a los ojos. 
- Oh mi Saray, no llores mas. (Me acaricio tiernamente el rostro, secándome las lagrimas).
Yo lo único que hice fue abrazarla, ella era la única que me entendía.
Ella recibió mi abrazo cariñosamente.
- Bueno… no llores mas ¿sí?, ahora arréglate la carita, que tenemos que bajar ya comienza el baile. (Me miro fijamente).
Yo solo asentí con la cabeza.
(…)
“El Gran BAILE” había comenzado, era en el gran salón del castillo, había demasiada gente, yo me encontraba sentada en uno de los tronos, mis hermanas no dejaban de mirarme con odio al igual que mis padres.
Toda la gente había venido de los reinos del Norte, al igual que del Sur.
Saludando y saludando me aburría cada minuto que estaba en este sitio, prefería quedarme en mi cuarto. De pronto las inmensas puertas se abren era el “príncipe” del reino “Lidyan”, eran uno de los reinos más ricos y poderosos del mundo, hizo una reverencia delante de nosotros, era apuesto, pero no me llamaba la atención. Mis hermanas se quedaron perdidamente “enamoradas”, reí en mi interior, era solo un “cara bonita”, como yo me suelo decir. De la nada su mirada se poso en mi, tenia bonitos ojos un verde esmeralda, hizo una pequeña reverencia ante mí, yo le devolví el gesto con una tímida sonrisa.
-¿Desea bailar conmigo?…
- Si, si, si… (Lo interrumpió Lydra llena de alegría).
- Oh disculpe señorita Lydra, pero le preguntaba a su hermana Saray. (Me miro fijamente).
Ella me fulmino con la mirada.
-¿Acaso no quiere bailar conmigo Príncipe Hans? (Pregunto haciéndose la ofendida). 
El se quedo callado, me volvió a mirar como esperando que diga o haga algo.
-Claro bailare contigo. (Respondí sonriendo).
El solo me sonrió tiernamente, me hizo una reverencia para que comencemos a bailar, tomo mi mano delicadamente y poso su otra mano en mi cintura, me sentí un poco incomoda.
La orquesta comenzó a sonar, y bailamos al compas de la música.
-Cuéntame princesa Saray.
- Saray… solo dime Saray. (Sonreí).
- De acuerdo… (Sonrío).
Me tomo da la mano y me hizo girar, haciendo que se luzca mi bello vestido. 
- Le eh dicho, lo hermosa que es. 
- Hay ni para tanto, pero gracias. 
Lydra y Hydra, se encontraban escuchando detrás de una de las cortinas que había en el salón.
- La verdad no lo soy. (Lo mire fijamente).
- ¿Le digo un secreto?
- Claro… (Sonreí).
- Todo el reino cree que usted es mucho más hermosa que sus dos hermanas, ¿y le digo algo?, tienen razón. (Sonrió).
Yo solo agache la cabeza y me ruborice.
Lydra y Hydra, se molestaron demasiado al oír eso. 
El me volvió a mirar fijamente, levanto mi cabeza suavemente :- Que hermosos ojos tienes, tan puros, tan azules…
- Gracias… 
El se fue acercándose lentamente hacia mí, cerró sus ojos y sentí su respiración.
-¿Sabes que deseo? (Me pregunto muy cerca de mis labios.)
- ¿Qué? (Pregunte demasiada incomoda).
- Besar… esos hermosos y rosados labios. (Susurro). 
El se acercaba cada vez más, mi vista había cambiado hacia arriba, baje un poco la cabeza, y pude notar que uno de los invitados llevaba una espada, pero no era cualquier espada era con el símbolo de un dragón rodeado de fuego, -“eran ellos”, abrí los ojos como dos platos, Hans era uno de ellos, lo supe por el pequeño símbolo que tenía en su mano, apenas se le notaba, el se acerco más hacia mí, pero no lo deje actuar rápidamente golpeé su mejilla izquierda haciendo que caiga en el medio del salón, todos los invitados me quedaron mirando asombrados por aquella acción. 
Mis padres se levantaron y fueron hacia donde estaba yo.
- ¿QUE CREES QUE HACES JOVENCITA? (Me dijeron mis padres al mismo tiempo).
- Esto. (Grite y rápidamente mostré el símbolo que tenia Hans en la mano derecha). 
Mi padre lo único que grito fue: - “NOS ATACAN”
Y rápidamente los “invitados” sacaron sus espadas y comenzaron a perseguirnos…