"Capitulo: 8"

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-Vamos dije subiéndome a unos de los caballos, el no pronuncio palabra alguna y nos fuimos a toda velocidad…

En el camino ninguno dijo palabra alguna, observe que Federico tenía una profunda herida en el brazo derecho, se la mire de reojo, me detuve junto a un árbol, bajándome del caballo.
-¿Qué haces? (Me pregunto arqueando una ceja)
- ¿Acaso no has notado la herida que tienes en el brazo? (Respondí incomoda). 
El la miro, pero no dijo nada.
Se bajo del caballo y me miro fijamente.
- ¿Qué vas hacer…? (Me pregunto observándome).
- Solo pon atención… (susurre).
“Narra Federico”
Ella se paro en medio del inmenso bosque, levanto lentamente sus brazos y provoco que las hojas de los arboles se movieran con armonía. Mágicamente su una flor apareció en frente nuestro, era tan blanca y hermosa. Se dio vuelta y me miro fijamente, me quede impactado su cabello se había puesto más largo y sus ojos verdes, era simplemente hermosa…
Volvió a levantar sus brazos con lentitud, generando que las hojas dejen de moverse.
- Eso fue increíble… (dije asombrado).
- Gracias… (Sonrió tiernamente).
- ¿Y esa flor para qué sirve? (Pregunte mirándola fijamente, ya que levantaba aquella extraña flor del suelo). 
Ella me miro por un segundo, pero no pronuncio palabra alguna. 
Hizo un gesto para que me siente junto a ella, nos encontrábamos a una distancia relativamente cerca, podía sentir su respiración chocar contra mi nuca.
Ella coloco aquella flor sobre mi herida, hice un gesto de dolor cerrando los ojos.
- Lo siento… (susurro por lo bajo)
- No pasa nada… (Respondí con una sonrisa). 
Inmediatamente la herida se comenzó a disminuir, hasta desaparecer completamente.
El miro asombrado por lo que acaba de ver.
- Increíble.
- A no es nada… (Dije parándome rápidamente).
- ¿Cómo que no es nada?, Saray tienes un don increíble, tu poder es muy poderoso…
- No lo sé… (Suspiro por lo bajo).
De la nada escuchamos pisadas.
- OH NO… (dijo demasiada alterada).
- Tranquila todo va a estar bien… (La mire fijamente).
- Ven debemos irnos. (Dije sosteniéndole inconscientemente de la mano).
Subimos al caballo y comenzamos a marcharnos a toda velocidad, pero rápidamente un extraño fuego nos rodeo, el animal se asusto demasiado y provoco que caigamos al suelo con brusquedad.
- No… otra vez no… (Susurro ella demasiada asustada).
Rápidamente los guerreros de fuego se aproximaron hacia nosotros, el inmenso bosque se tiño de negro y el fuego lo gobernó.
Alguien la sostuvo de la mano, obligándola a que se subiera a su caballo.
Pegó un agudo grito, trate de seguirla pero iba demasiado rápido…

"El Reino Perdido"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora