"El Reino Perdido"

"Capitulo: 14"

Ahora todo había cambiado completamente entre Federico y yo, los dos expresamos lo que sentíamos el uno del otro, y es maravilloso poder corresponderle a alguien, pero siento que va demasiado rápido “apenas nos conocimos” por decirlo así, y eso suena a las típicas historias de princesas “que se enamoran en un día”,, pero también sento que esto será diferente… 
Ya casi llegábamos al reino Urnus, me pregunto ¿Qué tendré que hacer al llegar?, según lo que me ordeno mi tía es que valla, porque sabe que estaré a salvo, me pregunto… ¿Cómo estará ella?, ¿Cómo estarán mis hermanas y mis padres?, de la de nada se me formo un nudo en la garganta. Llevábamos casi un mes viajando, quedaba demasiado lejos, aun no comprendo cómo nos alcanzó la comida, son cosas insignificantes para ponerme “analizar” en este momento, cuando tengo problemas más graves.
De la nada escuchamos unas trompetas, me asuste por un momento temiéndome lo peor, pero Federico me miró fijamente a los ojos y sonrió sin motivo alguno.
-¿Qué sucede? (pregunte confusa)
- Ya llegamos… (Suspiro aliviado).
- ¿enserio? (pregunte casi sin poder creerlo).
Federico asintió con la cabeza.
…
Entramos directamente por unas inmensas rejas de color doradas, parecía que estuvieran cubiertas de oro, caminamos a paso veloz, nos dirigíamos al castillo del rey Arturo, según lo que había oído de él, era un rey sabio y generoso, pero como yo siempre me suelo decir “las apariencias engañan”
Al abrirse las gigantescas puertas, mis ojos se abrieron como dos platos, la estancia era inmensa, observe que al frente de mis ojos se encontraba el rey Arturo, sentado dignamente en su trono, nos miraba fijamente a los ojos, después de observar aquel lugar con tal asombro, nos acercamos hacia el rey Arturo ,hicimos una pequeña reverencia delante de sus ojos, él nos volvió a mirar fijamente, me sonrió sin motivo alguno y en cambio a Federico pude notar que lo desprecio con la mirada.