"Capitulo: 5"

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Se encontraba asustada, marchándose lo más rápido que podía, de lo que había sido su “hogar”, aun no comprendía cómo había sucedió todo esto. - ¿Por qué nos habían atacado de esa forma?, ¿Qué es lo que querían lograr?, no lo sabían…todavía… 

Saray había llegado a un extraño bosque, suspiro pesadamente, se había desviado del camino, ¿ahora qué haría?, siguió avanzando unos pocos pasos, cuando de pronto escucho pisadas, el indefenso animal se asusto, provocando que Saray caiga desprevenidamente al suelo, pego un leve grito de dolor y se paro rápidamente. Se quedo pensando unos segundos y luego intento subirse al caballo, pero nuevamente se oyeron pisadas más fuertes, el asustadizo animal salió a toda velocidad, dejándola completamente sola.
- Espera… (Le grito… trato de alcanzarlo, pero se tropezó con una rama que había justo en frente de ella). 
Ella nuevamente escucho las pisadas, cada vez se oían mas cerca, se trato de parar, pero sintió como una filosa espada le rosaba la espalda. Trago saliva, sus manos temblaban y comenzó asustarse más de lo que ya estaba. 
-¿Quién eres? (Escucho una voz gruesa).
No respondió, había quedado completamente muda por el miedo.
-¿Acaso no escuchas? (Volvió a preguntar con un tono de voz molesto).
Ella asintió con la cabeza y lentamente se dio vuelta, la espada esta vez le rosaba el cuello, ella volvió a tragar saliva y sintió un escalofrió que le recorrió todo el cuerpo.
-¿Eres sorda? (Pregunto nuevamente).
Con los labios temblando trato de hablar.
- Por favor. (Digo tartamudeando). 
- Responde a mi pregunta. (sonó molesto). 
- Mi nombre es Saray. 
- ¿Saray?
- Si… (Respondió aun permanecía con los ojos cerrados del pánico). 
- Puedes abrir los ojos, si quieres. (Sonrío en vos baja).
- ¿No me harás daño? (Pregunto temblando).
- ¿Por qué lo haría? 
- Porque la espada que me rosa el cuello dice lo contrario.
- Oh lo lamento... (Digo el guardando su espada).
Ella abrió los ojos lentamente y pudo observar que era un muchacho, de cabello castaño y ojos verdes. 
- Eres uno de ellos. (Hablo aun más aterrada, parándose rápidamente tratando de alejarse lo más rápido que sus pies podían). 
- No espera… no te hare daño. (Grito él desde lejos).
Saray lo alcanzo a escuchar.
-¿Cómo se que no me estas mintiendo? (Pregunto desconfiada).
- Porque si no estaría allá, luchando en este preciso momento. (Respondió sincero). 
El se acerco rápidamente hacia donde se encontraba ella.
- ¿Qué quieres? (Pregunto desconfiando). 
- Nada… solamente creí que eras uno de los guerreros de fuego, eso es todo. ¿Tú qué haces aquí? 
- Es una larga historia… (Suspiro inquieta). 
- Resúmelo. (Sonrío). 
- Bueno simplemente me dirigía al reino “Urnus”, pero por tu culpa mi caballo se asusto y me dejo aquí varada en el medio del bosque. (Protesto molesta).
- Lo lamento… (Se disculpo).
- No está bien… (Lo miro fijamente).
- Si quieres puedo llevarte hasta el reino. 
- No es necesario. (Se hizo la difícil).
- ¿A no? (Pregunto él con una sonrisa en su rostro y cruzándose de brazos). 
- No… no necesito ayuda de nadie. 
- Claro… ¿Cómo llegaras a allá?. (Pregunto el riéndose por lo bajo).
- No lo sé… 
- Adiós.
Ella comenzó a marcharse, sin saber a dónde ir, el se volvió a reír y la siguió.
- Mira… te digo que no vas por el camino correcto, yo sé donde es además tengo un caballo. 
- De acuerdo… tú ganas… (Rodo los ojos un poco molesta). 
- ¿Así que Saray? (Pregunto mirándola fijamente).
- Si… ¿Y tú eres?
- Oh lo siento… ni nombre es Federico Krieger, general de las tropas Feuer…

"El Reino Perdido"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora