12.

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Capítulo 12. Imaginarme contigo, ya es parte de todos mis días.

Cuándo finalmente prendí la luz para descubrir de una vez por todas con quién me encontraba, inmediatamente caí en la cuenta de que era él, su cabello estaba igual que siempre; despeinado pero un poco más rubio de lo normal, su tez clara y esos ojos tan cafés, que lograban cautivar a cualquier persona que se le pusiera enfrente, porque realmente eran bastante hipnotizadores, sus labios, tan carnosos, y él, mi hermoso Thomas. 

Ninguno de los dos dijo alguna palabra, porque en esos momentos no eran necesarias, me acerqué y lo besé lentamente, en seguida de eso, él deslizo sus manos por mi cuello y yo lo tomé por las cinturas, ambos sonreímos ante tal movimiento y luego, nos separamos bruscamente. 

- Te había extrañado tanto. -Sentenció Thomas-

- Para mí ha sido muy duro estar separada de ti, y no sabía cuándo volveríamos a vernos, lloraba por las noches por la falta que me hacías y sobre todo, porque vivía con la angustia de que seguramente, te habrías olvidado de mí.

- ¿Olvidarte? jamás pequeña Katherine, jamás lo habría hecho, eso tenlo por seguro. 

- Me alegra volverte a ver, pero no logró comprender cómo ha sido que has llegado hasta aquí. -Reí y luego me crucé de brazos- 

- Es simple, vine con el estúpido de tu amigo Louis, ya sabes... por lo de la Universidad. Mi madre no estaba completamente segura, pero al final la convencí de que probablemente aquí encontraría un buen cole. -Dijo clavando sus ojos contra los míos-

- Pero, creía que Louis y tú no se llevaban bien...

- Y no lo hacíamos, hasta hace un mes, exactamente. Desde que te fuiste, encontré refugio en él, para superar tu partida. 

- ¿Y tú como sabes que le hablaba? ¿Acaso me espiabas? -Le regalé una pequeña y corta sonrisa-

- No quiero hablar de eso, era muy mal espía. 

- Ven aquí pedazo de tonto. -Lo abracé y pude sentir esa fragancia de aquel olor tan agradable, incluso hasta extrañaba eso de él, aunque sonará totalmente ridículo-

Duramos un buen rato así, y pude asegurar de que con ese simple abrazo, basto para que los pedazos que estaban rotos dentro de mi corazón, se volvieran a unir como un pequeño rompecabezas. Ese abrazo, lo era todo para mí.

- Tengo que irme al Hotel con Louis. -Susurró minutos después de que se apartó-

- Está bien, aunque me gustaría que no lo hicieras. 

- Prométeme que mañana nos veremos. -Dijo con una sonrisa de oreja a oreja- 

- No es necesario hacer una promesa, puesto que yo misma iría a buscarte aunque me impidieras verte. 

- Entonces no quiero que nos veamos. -Aseguró y ante esto, bajé la mirada un poco triste- Es mentira Kat, sabes que sólo bromeo, moriría si mañana mismo no viera tu hermoso rostro ante mis pupilas.

- Me gustaría ir a un lugar tranquilo, dónde solo estemos tu y yo, quiero contemplar las estrellas, organizar un picnic contigo.

- Entonces déjame que te sorprenda. -Finalizó la conversación para luego acercarse y darme un beso más, entonces salió rápidamente de mi casa, dejándome con la enorme felicidad de que todo volvería a ser igual que antes- 

(...)

Al día siguiente, cuando mis ojos se abrieron, sentí la cálida luz del sol asomarse por mi ventana, me sentía completa, y sobretodo feliz. Tenía la enorme necesidad de regalarle a Thomas una cosa, pero no algo material, algo más que eso, la capacidad de verse a sí mismo a través de mis ojos, sólo entonces se daría cuenta de lo especial que era para mí. 

- ¡KATHERINE! Baja a desayunar cariño. -Gritó mi madre desde la cocina, lo cual era costumbre-

Me cambié lo más rápido que pude y luego me reuní con toda la familia, quería contarles lo de Thomas, pero supuse que no sería el momento más pertinente de hacerlo, así que decidí esperar un poco. 

- Hermanita. -Dijo Dominic- ¿No pasará por ti Dylan? Ya es tarde.

¡Maldita sea! pensé, me estaba comenzando a desesperar un poco hablar sobre Dylan, pero no era su culpa, yo era la culpable de todo esto, y no sabía hasta cuando terminaría con estás mentiras que cada vez me consumían más y más, pero estaba segura, hoy decidiría acabar con todo esto y hablar con la verdad. 

Y de pronto, escuché algunos sonidos afuera de mi casa, era la bocina del carro de Dylan, me asomé por la ventana y ahí estaba él, me despedí de mi familia y luego salí, en cuanto él posó su vista hacia mí, yo lo miré con lástima.

- ¿Qué pasa bonita? -preguntó angustiado- 

- Hay algo que debo decirte. 

- Te escucho.

Traté de armarme de valor, pero sabía que no lo lograría conseguir en esos instantes.

- No ahora. ¿Puedes venir por la tarde para hablarlo concretamente? -pregunté- 

- De acuerdo, pero me has dejado un tanto preocupado.

- Tranquilo, no es algo de lo que debas preocuparte. -Dije como excusa para intentar calmarlo-

(...)

Así transcurrió el día, siéndole indiferente en cada momento que tenía oportunidad, dejando que no me besará y esquivando los pequeños "Te quiero" que aún solía susurrarme al oído, me sentía mal, pero era peor no serle sincera y seguirlo lastimando. 

Cuando por fin llegó el momento, escuché que alguien tocaba el timbre de la casa, supuse que sería Dylan y bajé las escaleras lo más rápido que pude, abrí la puerta y efectivamente, ahí se encontraba con un ramo de rosas rojas, lo miré triste y no pude evitar dejar caer una lágrima al ver sus ojos llenos de amor.

- Dylan... ¿Por qué lo haces tan complicado? -dije en voz baja pero lo suficiente para que me alcanzará a escuchar- 

- Katherine, dime que está pasando.

- Yo... yo... -comencé a tartamudear, las palabras no lograban salir de mi boca- conocí a otra persona. -Él dejó caer las rosas-

- ¿¡Qué!? -exclamó-

- Hay alguien más, y créeme que te lo quería decir, pero no encontraba el momento para hacerlo, te he llegado a tomar un gran afecto Dylan, y lo sabes, aunque lamentablemente ya no te veo como algo más.

- No quiero, no quiero creer que esto está terminando Katherine.

- Ya terminó. -Bajé la mirada al notar que sus ojos estaban cristalinos

Waiting for you | Thomas SangsterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora