4.

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Capítulo 4. Tengo una pequeña intuición; vas a poner mi vida patas arriba.

Miré sus manos acorralando todo mi frágil cuerpo, me quedé completamente congelada. ¿Qué trataba de hacer? 

De pronto, sin pensarlo mucho, decidí darle un buen golpe en las costillas con el codo, lo cual provocó que soltará un ligero quejido, sin embargo puedo asegurar que no fue más que un poco de dolor lo que deploró, ante esto Thomas rápidamente quitó su brazo de mi lado comprendiendo que su cercanía me hacia sentir sumamente incomoda. Fue ahí cuando justo aproveché para alejarme mientras él trataba de reincorporarse.

- ¡Eres un completo idiota! -chillé y me largué de allí antes de que él intentará aproximarse nuevamente contra mi cuerpo-

Con una completa mueca de disgusto comencé a caminar fuera de la tienda y a su vez, también del centro comercial, a pesar de que algunos clientes observaron cómo me alejaba molesta, no pude evitar no sentirme victoriosa por dejarlo en ridículo, se lo merecía. 

 Bajé por una avenida muy angosta y me encontré con un parque muy estable, miré a varios niños en los juegos y una que otra parejita, opté por acceder a aquel lugar que de alguna u otra manera, me hacia recordar ciertas cosas de mi hogar. 

Así que me senté en los columpios oxidados y comencé a recapitular lo sucedido hace menos de algunos minutos. 

Entonces fue cuando llegué a la conclusión de lo gran imbécil que era Thomas, que realmente la palabra le quedaba muy corta ya que consideré que no habían palabras correctas para describir lo odioso, detestable, antipático, abominable y despreciable y otros sinónimos que pudiesen explicar con exactitud su horrible personalidad. 

Estaba sumamente enojada, enfurecida y lo peor de todo esto era que mi cuerpo lo había resentido. Había disfrutado por un pequeño segundo, pero definitivamente él no se comparaba con lo que Dylan me hacía sentir, en lo más mínimo. 

- Hola. -Alcé la vista y miré a un chico que parecía muy agradable. Era de cabello oscuro y tez clara-

- Hola. -Dije sorprendida al notar que el chico decidía entablar una conversación conmigo-

- Pude notar que te estás hospedando con los Sangster. Soy... su vecino.

- Ah sí, estoy aquí de vacaciones. Soy Katherine. ¿Tú cómo te llamas? -Interpelé, sin duda alguna este chico era muy atractivo y de cierta forma, me parecía agradable-

- Louis. -Sonreí y lo invité a sentarse a lado de mí. Platicamos unos minutos y después sonrió un poco apenado-

- He visto que no te llevas muy bien con Thomas. -Suspiré y bajé la mirada-

- ¿Acaso se nota tanto? -Reí apenada, creía que era buena disimulando mi odio contra las personas que verdaderamente detestaba-

- Sí, oye no le hagas caso... es sólo un estúpido. Aunque, yo lo conocí en otra época, era un chico realmente diferente a lo que es ahora.

- Es un chico completamente difícil de lidiar. 

- No te tomes muy apecho lo que te dice, aunque bueno, la mayoría de las veces en las que abre su boca te puedes dar cuenta de que de ahí sólo salen tonterías. 

- Concuerdo contigo. -Volvimos a reír y luego miré mi reloj-

- Wow, el tiempo transcurrió bastante rápido, estando contigo las horas se convirtieron en segundos, al parecer. -Contesté sorprendida, pues mi reloj marcaba las siete en punto, ¿desde cuándo el tiempo había transcurrido tan rápido?. Ah, al parecer desde que conozco personas agradables y simpáticas-

- Lo trato de hacer ligero. -Dijo sarcásticamente y luego me sonrío, Louis se había convertido en mi amigo, lo que justo necesitaba para intentar de disfrutar mis vacaciones- Bueno, si quieres nos podemos ir juntos, al fin y al cabo nos dirigimos hacía el mismo lugar... 

Asentí con mi cabeza y de pronto ambos nos pusimos de pie, habíamos estado sentados por un buen tiempo, y sin más, emprendimos camino hacia nuestros hogares, llegamos en menos de veinte minutos, pues al parecer aquel parque no se encontraba tan lejos de lo que yo creía. 

Llegué a la casa y me despedí de Louis moviendo la mano, él sólo sonrío y entonces entré. 

La casa se encontraba totalmente a oscuras, y supuse que aún no regresaban del centro comercial. Era agradable saber que estaba sola, ya que de esa forma, tendría un poco de tiempo de disfrutar escuchar buena música y mirar el televisor sin que nadie más me lo impidiera.

Me dirigí a la cocina y saqué un plato del estante para servirme un poco de cereal, pero de pronto, escuché un ruido proveniente de la sala.

Siendo sincera, me dieron bastantes nervios era algo inexplicable, yo siempre me espantaba de cualquier cosa por más mínima que fuera, esto lo noté hace unos años atrás cuando Dylan y yo decidimos entrar a una función de terror y lo único que hacia era estar abrazada a él sin soltarlo. Sin duda alguna, a partir de ahí comprendí que era muy aprensiva. 

Comencé a repetirme a mí misma en voz alta para calmar mis nervios;

- Tranquila Kat, tranquilízate, no es nada, es sólo tu mente que trata de jugar contigo.

Nuevamente, escuché otro ruido pero esta vez fue más fuerte, como si algo se hubiera caído al suelo. No lo pensé mucho y salí corriendo de la cocina, por desgracia tenía que a travesar por la sala que también se encontraba en penumbras, pero me armé de valor y decidí correr sin mirar hacia atrás. Hasta qué... choqué con un fantasma, o bueno, al menos eso creía. 

- ¡AAAAAAAHHHHHHH! -grité fuertemente- suéltame, suéltame, no me hagas daño.

Escuché risas y más risas, luego una estúpida voz ronca masculina, aquella que detestaba tanto- Ay, no puede ser que seas una niña tan incrédula... -Fue ahí cuando la casa se iluminó completamente, lo qué me faltaba Thomas Sangster jugándome una mala broma-

- ¡Apártate de mí Sangster! -lo empujé para atrás, aún me encontraba sujeta hacía sus fuertes brazos, que eran tan... tan... bellos... NO. ¿Por qué diablos pensaba eso?, era Thomas Sangster, aquel chico que me causaba tanta repulsión y odio hacia su ser.

- Pequeña Katherine, no puedo creer que aún pienses que los fantasmas existen. -Volvió a soltar una carcajada-

- Eres un imbécil, hijo de la gran... -interrumpió mis palabras-

- Ya conozco ese tipo de groserías, no te molestes en decirlas. 

Lo volteé a ver con un completo y gran desprecio, cómo odiaba a Thomas, pero debo admitir que cada que lo tenía cerca podía sentir que mi cuerpo se derretía, era una sensación tan extraordinaria, que incluso, ni siquiera Dylan había logrado provocarla en mí. No sé... tal vez, me sentía completa cuando estaba con él. Nos quedamos un momento en silencio y luego él tomó de mi brazo y me acercó lentamente.

- ¿Sabes algo? -Dijo para terminar con aquel incómodo silencio que nos rodeaba-

- ¿Qué? -Esta vez mis ojos ya no se encontraban entrelazados con los de él, pues nos mirábamos como si fuéramos a besarnos, aunque claramente yo no deseaba eso, más bien deseaba huir de ahí antes de que intentará hacer alguna otra cosa- 

 - ¡Thomas! ¿Qué estás tratatando de hacer? -Habló una voz bastante grave, ambos nos quedamos helados y me volví para encontrarme con Dominic, no sabía de qué forma reaccionar, y al parecer, Thomas tampoco, bajamos la mirada y luego aparecieron mis padres detrás de la puerta-

Waiting for you | Thomas SangsterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora