Capítulo 7. El silencio habla cuando las palabras no pueden.
Los últimos días transcurrieron bastante rápido, Thomas y yo no hemos vuelto a hablarnos desde ése momento, ni siquiera hemos tenido las agallas para cruzar miradas, aunque por una parte, siento que eso está correcto. Pero por otra, no sé de qué forma ignorar el dolor que se apodera de mí cuando me doy cuenta de que cada día que pasa lo necesito ahí cerca. Creo que jamás existirían palabras que pudiesen explicar lo que verdaderamente me hace sentir.
Sin más, desperté por los rayos emitidos del Sol que me iluminaban. Adoraba quedarme dormida hasta tarde, y abrir los ojos con esa gran satisfacción de que nadie me levantará. Estiré los brazos y solté un gran bostezo, luego me puse unas pequeñas pantunflas de conejitos que mi madre me había regalado la Navidad pasada. Sonreí por un instante al recordar aquel detalle y me dispuse a bajar.
La casa se encontraba totalmente silenciosa, me extrañó por un momento que estuviera así, ya que mis padres eran muy madrugadores y seguramente se encontraban ya desayunando junto a la familia Sangster, seguí caminando hasta que me topé con la cocina donde alado había un pequeño comedor, noté que justo encima había una notita. La cogí y luego la comencé a leer.
"Querida Katherine: al notar que no despertabas de tu tan profundo sueño, sugerí a tus padres que no se acercarán a molestarte, pues mi familia y la tuya planearon un día en el lago, cómo lo solíamos disfrutar antes ¿recuerdas?, en fin. Salí por un momento a correr, es una rutina diaria. Más tarde pasaré por ti para alcanzarlos, espero que disfrutes del desayuno, yo mismo lo preparé. Júzgame de buen cheff." -Thomas.
P.d: Lindas pantunflas.
En cuánto terminé de leer aquel pedazo de papel arrugado, me pude dar cuenta de que me encontraba completamente ruborizada, parecía un jitomate. Pero, en sí, el problema no radicaba en eso, sino más bien en... ¡DIOS, MÍO! ¿Acaso pudo notar mi mal postura para dormir? qué vergüenza, pensé. De pronto, escuché mis tripas rugir, oh.
Ante esto, traté de calmarlas, pero ya era muy tarde. A mis narices les comenzaba a llegar un olor bastante agradable, y luego recordé que Thomas había preparado el almuerzo, me acerque a la estufa y noté que eran unos cuántos omelette's rellenos. Tomé uno y me serví un poco de jugo, en cuánto mi boca probó un pequeño mordisco, quede completamente fascinada. ¿Había algo que Thomas no pudiera hacer bien?
Minutos más tarde cuando terminé de lavar los platos que había ensuciado, subí a la recamara nuevamente para escoger mi vestimenta cuando de pronto escuché mi celular vibrar, contesté en seguida y me percaté de que era la voz de Dylan.
- No me has llamado linda.
- Disculpa, es sólo que aquí no... -comencé a tartamudear, realmente no sabía que excusa ponerle para que fuera creíble-
- ¿Ajá? -preguntó curioso-
- No hay muy buena señal de internet.
- Bueno amor, no te preocupes. Sólo quería asegurarme de que estuvieras bien, como hace tiempo que no escuchaba tu dulce voz, puedo jurar que ya hasta la olvidaba por completo. -Dio unas pequeñas carcajadas-
- Eres un tonto, no han pasado más que dos días desde que hablamos Thomas.
No era verdad, no era verdad, no era verdad. Por favor díganme que no le cambié el nombre a mi novio por Thomas.
- ¿Cómo me dijiste? -preguntó rápidamente-
- ¿Eh? -me sentí confundida-
- Al parecer me llamaste Thomas.
- No, no es cierto. -Mentí al instante-
- Sí, sí que es cierto, acabas de decirlo hace un par de segundos. -Repusó-
- Cariño, disculpa... ya no sé lo que digo.
- ¿Qué no era el niñato que se la pasaba molestándote?
- Sí, pero en realidad ya no, él, él es una buena persona.
- Sí que cambias de opinión muy rápido.
- Dylan, por favor... Thomas es un chico agradable, aunque parezca ser una persona insoportable. Me ha demostrado que puedo contar con él los últimos días.
- Debo colgar Katherine.
Al principio me sorprendí porque nunca me llamaba Katherine, siempre se refería a mí por alguna cosa cursi o linda, sólo hacía excepciones por mi nombre cuando en verdad algo le molestaba o le parecía mal.
- Dylan, no me digas que te enojaste por esta tontería.
- Tranquila, seguro y Thomas te está esperando impaciente, así que ya no molesto, adiós. -Y sin permitirme decir una palabra más colgó rápidamente, pero escuche su voz enojada, las cosas estaban hechas un desastre-
Di unas pequeñas patadas al sillón y de repente arrojé mi celular por la ventana, me encontraba furiosa, molesta, enojada, enfadada y un sin fin de cosas más. ¿Por qué Dylan se había enojado por una estupidez de ese nivel? ¡Maldita sea! Al instante, escuché un pequeño quejido de dolor que provenía de la entrada, me acerqué rápidamente al portillo y vi de reojo a Thomas que se encontraba sumamente sudoroso.
- Pequeña Katherine, -me miró directo a los ojos- ¿acaso no se te perdió tu celular? -preguntó sarcástico- Porque me llovió uno del cielo hace unos segundos.
-Comencé a reír inevitablemente- Perdón Thomas, no fue mi intención arrojártelo.
- Puedo darme cuenta de que estás molesta, pero vamos... no desquites tu furia con el pobre teléfono.
- Lo sé, pero también date cuenta de que es un Nokia, y esos son...
- Indestructibles, ya lo sé. -Terminó de completar la frase por mí-
- ¿Qué haces allá fuera? sube tonto.
Y luego, se apresuró a subir hasta el cuarto, le regalé una cálida sonrisa y después prosiguió:
- ¿Así que... te gustaron los omelette's? -preguntó feliz-
- No.
Contemplé su rostro y luego reí un poquito, pero él nunca imagino que estaba mintiendo.
- A decir verdad, me encantaron. Eres un excelente cheff. Felicidades cocinero Thomas.
- Todo con tal de complacer a la princesa de la casa. -Sonrío, yo sonreí y ambos nos ruborizamos-
- Bueno, será mejor que nos apresuremos, no querrás llegar tarde al día en el lago.
- Está bien, me apresuraré pero con una condición. -Levantó una ceja, esperando mi respuesta-
- ¿Cuál? -pregunté atenta-
- Qué esta vez, si me dejes ser tu salvavidas, digo, solo por si las dudas. -Y después me miró muy tierno-
- Lo que justo te iba a pedir antes de que pronunciarás esas palabras.
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Waiting for you | Thomas Sangster
Roman pour Adolescents"Tal vez yo no te arregle, puede que incluso con mi torpeza te rompa más, pero puedes estar seguro que amaré cada uno de tus pedazos"