8.

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Capítulo 8. Todos los corazones rotos del mundo siguen latiendo.

Nos dirigíamos rumbo a una pequeña casa que era propiedad de los padres de Thomas, sinceramente tenía una hermosa vista hacia el lago, y según recuerdo es bastante acogedora, además de que era costumbre que mi familia y los Sangster se reunieran ahí para convivir alegremente y disfrutar de un precioso atardecer.

Iba justo alado del asiento del copiloto observando a Thomas, él parecía tener su vista muy fija y concentrada hacia el frente, y mientras yo tenía tiempo para observarlo detenidamente y terminar de convencerme de que era muy bonito conocer a alguien que te hiciera poner nervioso, que incluso haga que te quedes sin palabras, que te haga sentir extraño, y sobretodo que no puedas dejar de mirar. Bueno, eso me sucedía con él.

- ¿Sabías que es de mala educación quedarte viendo a una persona tan fijamente? -preguntó, y ante esto, yo me sentí sumamente apenada, creí que no lo había percibido-

- Disculpa. Lo que pasa es que estaba mirando tu cabello. -Qué excusa tan más estúpida, pensé- Es lindo.

- Qué bonito cumplido pequeña Katherine. -Soltó una risita y luego encorvo sus carnosos labios- Oye, y sobre lo que ocurrió hace unos minutos, ¿estás bien? -preguntó desconcertante-

- Sí, sólo era mi novio, hubo un pequeño malentendido.

- ¿Él verdaderamente te gusta? es decir, ¿crees estar enamorada de él? -Me miró directo a los ojos y rápidamente volvió a posar su vista hacia el volante-

- Bueno, creo que no es sólo eso, es mucho más, supongo que lo quiero, pasan muchas sensaciones por mi cuerpo cada vez que lo tengo cerca y, no sé, es lindo.

- Te corregiré algo, hay mucha diferencia entre GUSTAR, QUERER Y AMAR. -Hizo énfasis en las últimas tres palabras-

- ¿Has tenido suerte con una chica alguna vez? -pregunté atenta-

- La estoy teniendo ahora mismo. -Sonrío-

- Dylan es esa clase de personas con las cuáles me gustaría estar siempre a su lado, era lo que trataba de explicarte.

- Creo que no me has entendido, pon atención pequeña Katherine. -Frenó el carro sin previo aviso- Te llevo delantera por tres años, y sé muy bien lo que quieres, tú me quieres, pero no estás segura de demostrarlo, en estos momentos te sientes confundida con tus sentimientos hacia ése chico ¿Dylan verdad?, -preguntó inseguro- y te diré por qué, créeme, es una muy buena respuesta. Si verdaderamente lo amarás o quisieras, jamás te hubieras fijado en mí.

- Sigo sin entenderte. -Bajé la mirada, me encontraba bastante incómoda-

- Es fácil, dicen que cuando estás indeciso entre dos personas, elijas a la segunda. -Hizo una pequeña pausa- Por qué si realmente amarás a la primera persona, jamás te hubieras fijado en la segunda. Esto aplica muy bien en tu caso ¿no es así?

Después de eso, no volví a decir ninguna otra palabra. Thomas se encontraba en lo cierto, y yo me sentía echa pedazos por qué no lo había visto de esa manera, en todo el camino me dedique a pensar concretamente en lo que sentía por Dylan y en lo que sentía por él chico que estaba alado de mí, hasta que llegue a una muy buena conclusión. ¿Lo amaba? No, no era sólo eso, no se acercaba ni a lo más mínimo que sentía por Thomas, ni a todas las sonrisas que le dedicaba al día, ni al color de sus ojos, sino la forma en que me miraba con ellos, ni a todo lo que estaría dispuesta a dejar por él, ni tampoco al papel que ocupaba en mi vida, ni mucho menos al tiempo que me gustaría estar a su lado. ERA MUY GRANDE.

¡Estaba enamorada de Thomas Sangster!. Sonreí, cuando él no pudo verme.

- Hemos llegado Kat. -Me aviso alegre-

- Thomas, hay algo que debo de aclararte. -Estaba dispuesta a declararle lo que sentía, porque estaba segura, ya no había más dudas en mi cabeza, todo por fin comenzaba a tener sentido-

- ¡Hija! -exclamó mi madre cuando nos vio llegar- Tardaron mucho, por poco y creímos que ya no alcanzarían a llegar.

- Tal vez en otro momento. -Repuso él y luego se alejó de mí-

Transcurrieron las horas y yo no podía parar de pensar en él, me sentía completa cuando estaba con Thomas, sabía que todo funcionaría esta vez, me había enamorado de él, sabiendo lo que era, sabiendo que no iba a ser fácil, que lo iba a extrañar, que iba a ser muy duro, pero estaba dispuesta a correr esos riesgos.

Me paré de la silla en dónde me encontraba y luego me acerque un poco al lago, quería estar sola, pero no por otra cosa, sino porque realmente lo necesitaba. Tenía la mirada pérdida hacia el cielo, y millones de pensamientos pasaron por mi mente, pero ya no me importaba, en lo más mínimo, porque sabía que todo había sucedido por una razón, y esa razón era él. Y luego me sorprendí por lo rápido que había transcurrido el tiempo en la casa de los Sangster y las maravillosas amistades que había formado, como Louis.

- Hola niña solitaria. -Volteé para atrás y vi de reojo a Thomas-

- Me gusta estar sola, he aprendido a acompañarme yo misma.

- Eres diferente a las demás, por eso te quiero.

Sonreí y luego el me abrazó, después, sin pensarlo. Yo me recargue en su hombro, y cerré los ojos por un diminuto instante. Luego pensé en lo que iba a decirle, hasta que Thomas me interrumpió.

- Sobre lo de hace un momento, ¿qué era lo que necesitabas aclararme? me has tenido con la duda todo el día.

- Yo trataba de decirte... -Y sin más, escuché que todos se dirigían con nosotros y me aparté bruscamente de Thomas- Mierda. -Susurré-

- Hija. -Dijo mi padre un poco lúgubre- Creo que es hora de despedirse.

- ¿Qué? -Me exalté-

- Mañana mismo partimos nuevamente a Florida, me sucedió un imprevisto en el trabajo y me temo que no podremos quedarnos los dos meses enteros, por eso organizábamos esto, el día en el lago simbolizaba una pequeña despedida ¿no lo recuerdas?

- Pero... -Me comenzaba a sentir muy confundida, miré a Thomas, pero él ya no me miraba, él se había alejado de nosotros, me paré rápidamente y lo trate de alcanzar- ¡Thomas, thomas, thomas! -gritaba como una desquiciada-

- ¿Sí? -preguntó con esa misma sonrisa con la que lo había visto el primer día y luego se detuvo-

- No te vayas.

- No me gustan las despedidas, son un asco. -Dijo sonriente, pero noté que sus ojos se empezaban a cristalizar-

- Te voy a echar de menos. -Contesté-

- Yo también te voy a echar de menos. Más de lo que imaginas -me dice-

Me miró fijamente y luego, sin más... se dio la media vuelta para retirarse, dejándome ahí sola, sabiendo que efectivamente, sería difícil verme partir y esperar a que regrese, pero luego concluí. Por amor todo se puede y lo seguiré esperando cada vez que sea necesario, porque en la vida, al igual que el amor, nadie dijo que sería fácil.

Oigan, se los suplico, no me maten, por favor. Jaja :)

Waiting for you | Thomas SangsterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora