Complejo [MinJae]

Citas

—¿Cuando viste a ChangMin?

Jaejoong mira su celular, que tiene encendida la llamada con Yoochun, con extrañeza antes de volver a ponerlo contra su oreja.

—¿Por qué?
—Nos vimos hace unos minutos... Dijo que habías pagado el favor... ¿Cuando lo viste y que hiciste?
—Yo no le pagué nada...— respondió confundido
— ¿Entonces?
—No sé. El día de la fiesta de fin de semestre estaba afuera con Sunny. Él fue a llevar a alguien, ahí nos vimos. Platicamos unas 4 horas... Le llevé comida por que no quiso entrar a comer... En verdad come demasiado.
—¿Comida? Cielos—Se escuchó un audible suspiro— Changmin tiene el corazón en el estómago... Creo que fue eso.
—No entiendo.
—Ah... Ese chico come lo mismo que un león. No le hace falta el dinero... Ni la comida, pero siempre agradece ser alimentado, no sé por qué. Probablemente, si le diste suficiente, lo apreció significativamente.
—Si... Le di demasiado, de momento pensé que podríamos comer los dos, así que llevé para ambos... Se veía tan entretenido comiendo que dejé que se lo terminara.
—Bien, bueno. Solo te llamaba para saber eso. Nos vemos el siguiente semestre.

La llamada finalizó.

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Jaejoong está por el jardín de quien sabe qué familia junto a la hija de la misma.
¿Por qué sus padres se empeñaban en conseguirle citas con las hijas de otros? Era tan incómodo, por que ambos sabían por que estaban ahí y muchas veces, ambos estaban en desacuerdo con aquellas citas.

—¿Cuanto tiempo llevas en citas?
—No lo sé —Responde— dos años, creo.
—¿Y aún no te encuentran pareja?
—Aún no. Es más complicado de lo que parece. Aunque tengo hasta los 23 o 24 para seguir aplazando esto de la boda. Una vez llegue a esa edad... Me van a obligar.
—¿En serio? Yo apenas llevo unos... 4 o 5 meses. ¿En que manera es complicado?
—Ellos tratan de que en verdad nos llevemos bien. Tenemos que coincidir en al menos uno o dos gustos, para poder hacer actividades al respecto cuando estemos casados. Sería un desastre que nos casaran y luego nos divorciariamos por cuenta propia, se perdería bastante dinero.
—Cielos... Supongo que también seré obligada a casarme.
—Si no consigues pareja antes de que tus padres se desesperen, si.

La mayoría de las chicas que conocía de esa manera, tampoco querían casarse así, pero había una pequeña parte que deseaba en cada cita encontrar a su principe azul.
Jaejoong las envidiaba tanto... Él quisiera tener esa emoción por tener una cita exitosa, enamorarse y casarse.

Pero no era así.

Era tan desesperante vivir con sus padres y que estos quisieran que se casara con las hijas de sus conocidos. ¿Por que? Ellos no eran millonarios, no tenían riquezas, ¿A que apostaban?

—Si pudiera, me casaría con cualquier persona fuera del círculo social de mis padres. Casado, ya no pueden obligarme a casarme.

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Cuando tu vida es realmente buena, pero no la sientes así, hay tantas cosas de las que quejarte, especialmente del hecho de sentirte egoista por ver lo malo en lugar de lo bueno.
Pero a veces no es tu culpa. A veces, tu vida es buena por que la mayoría de tus necesidades básicas estan cubiertas... Pero en tu interior hay inconformidades que te consumen poco a poco, aunque intentes que no sea así... Aunque nadie sea capaz de notarlo.

Por eso, Jaejoong a veces se escapa de casa en las noches y camina.
Camina tanto que le duelen los pies y el sol está por salir cuando está entrando de vuelta por la ventana de su casa.
Si Jaejoong pudiera, se quedaría en la calle, donde sus padres no le obliguen a ir a citas, ni lo hagan caminar completamente recto, y que tampoco le digan que guarde la compostura.

Jaejoong desearía ser un poco más como Yoochun, como Siwon, como Changmin. Apuesta a que debe ser emocionante conducir una motocicleta... Pero sus padres jamás lo dejarían subirse a una, mucho menos conducirla.

Y mientras camina por las calles artificialmente iluminadas por las lámparas, un auto baja la velocidad y se acopla a su caminata.

—Jaejoong... ¿Que haces en la calle solo a las 4 de la mañana?
—Siwon... Hola, no me había dado cuenta que eran las 4. Solo salí a despejarme un rato.
—¿Estas libre? Voy a la guardia, ¿quieres ir?
—Oh, no. Gracias. Tengo que volver a casa antes de que amanezca. Pero tal vez otro día.
—Bien, ya lo has dicho, así que te dejo ir esta vez. Ve con cuidado. Nos vemos.
—Hasta luego.

También sería bueno tener un auto. Debe ser cómodo ir hacia donde se te plazca en tu propio vehículo. Pero sus padres no le dejarían tener un auto hasta que sea necesario.
... Y eso sería cuando contrajera matrimonio.

—Estoy harto

Susurró mientras entraba por su ventana.