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Pov Kyle

¿Quién podría pensarlo? Después de tanto tiempo por fin estaba con Karina, envolviendola en mis brazos mientras que su dulce aroma llega hacia mis fosas nasales.

Ese aroma que tanto me hace feliz.

Ahora solo estamos sentados en una de las bancas que -por suerte- encontramos vacías en la feria, un algodón de azúcar rosa se posaba en medio de nosotros, al cual, tomábamos de trocitos viendo como las personas pasaban frente a nosotros, con sonrisas en sus rostro, otros con niños jalandolos de la mano por el berrinche que estan haciendo.

—Kyle— escuché su dulce voz.

—Dime— dejé reposar mi cabeza sobre la suya.

—Es raro.

—¿El qué? — pregunté sin dejar de ver a las personas.

—La forma en como todo esto se dió— dijo levantándose, y si, digo levantándose porque estaba con su cabeza en mi hombro, una sensación tan hermosa a la cual, creo ningún chico podría resistirse, me miró y continuó—. Si nos ponemos a pensar, todo comenzó con la típica chica nueva a la que molestaban, luego contigo descubriendo mi mas grande "secreto" — hizo comillas con sus dedos en aquella palabra —y después tú haciendo de malo, algo que no te queda, para ser honestos—me apuntó con su dedo indice mientras levantaba una ceja y una sonrisa ladina abordaba sus labios.

—Estemm...— reí seguido de mi comentario, ya que era cierto, aunque no lo quisiera admitir, era verdad eso.

—Si continuamos, llegamos a la parte en la que salimos huyendo todos juntos en las motos, donde a la vez conozco al pervertido de tu amigo...

—No soy un pervertido— saltó alguien detrás de nosotros reprochando e interrumpiendo esta hermosa conversación.

—Deja de meterte en donde no te llaman Harry— dije volteando a verlo.

El dió la vuelta al banco y se posicionó frente a nosotros con los brazos cruzados.

—¿Desde cuándo estas aquí y que escuchaste?— preguntó Karina señalando detrás del banco—, además , ¿donde esta Ale?

—Ella está comprando palomitas— señalo al puesto de palomitas donde efectivamente estaba Alexandra tomando sus palomitas —, y, estoy aquí desde la parte de, "la forma en la que todo comenzó".

Lo miramos, ese era mi amigo, un total chismoso que para vivir le hace falta el chisme.

—¿Qué pasó? ¿Qué dijeron? — preguntó Alex mientras se posicionaba un lado de Harry llevando uno de sus brazos al rededor de la cadera de mi amigo.

—¿Son pareja? — preguntó Karina confundida.

—No, en realidad, nos dimos cuenta que no somos el uno para el otro así que... — subió y bajó sus hombros con desinterés.

—Y su, "ay si, lo amo, la amo" — dije tratando de imitar la voz de ellos —, ¿dónde quedó?

—Si— llevo su mano a la nuca —, finjamos que eso no pasó — contesto el chico tomando un puñado de palomitas llevándoselo a la boca.

—¿Y ustedes? — preguntó Alex.

—Sip, hace dos horas en la rueda de la fortuna—miré a Karina con una sonrisa.

—Kyle ese no es lugar, esta en el público.

—Harry, no mames. Eres un maldito pervertido, por algo no te quiso Alexandra.

—Cállate— uy, le dolió.

Les hicimos un espacio en el banco y pronto se sentaron, el rato pasó rápido, entre risas y carrillas que nos dábamos entre nosotros.

Mi Ángel OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora