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POV KYLE

El paisaje pasaba rápidamente frente a mis ojos, el aire chocaba contra mi cuerpo haciendo que las prendas se pegaran más a mi.

El enojo que sentía era casi inexplicable, pero era algo que seguía creciendo, solo pensar que ese imbécil le pudo haber hecho algo provocaba que mi sangre hirviera, llegue al portón donde ya se encontraban varios oficiales armados a punto de hacer una emboscada.

—No puede estar aquí— habló un oficial, al parecer el que daba las órdenes —, es peligroso, váyase.

No me moví, quería ayudar, quería estar ahí en el momento que rescatasen sen a Karina.

—No, ella esta en peligro y tengo que salvarla— dije apuntando hacia el portón que antes estaba cubierto por enredaderas, enredaderas, que ahora estaba amontonadas a un lado de la carretera.

—No aléjese — volvió a decir con aquella voz demandante, varios oficiales me taparon el paso para llegar al portal.

Los miré, y sin tener ganas de irme, me marché.

—Me voy, porque dicen, mas ayuda quien no estorba— tomé la moto y me subí en esta, encendiendola, no pensaba irme del todo, estaba dispuesto a buscar una entrada al rededor del lugar.

Hice como si me hubiera marchado, solo para poder despistar a loa oficiales.
La gran casa estaba rodeada de bosque, al parecer una buena ubicación para poder esconderte durante años, para poder hacer aquello negocios ilegales. Bajé de la moto, acercándome a los muros los cuales se alzaban a gran altura que podías llegar hasta allá arriba con tan solo la ayuda de una rama de un árbol, ya que ni una escalera normal lo haría, o si fuera así, no tenía ninguna escalera.

Un chirriante sonido hizo que me escondiera detrás del primer árbol que estaba cerca de mi, me asome un poco viendo como una puerta perfectamente camuflada como si fuera un muro de enredaderas se encontraba detrás, dejando a la vista como salía de esta un auto todo terreno. Traté de ver bien de quienes se trataba, apenas visualizando que en el asiento del copiloto estaba Karina.

Al ver como arrancaban por un camino empedrado, subí a la moto, fui detrás de ellos, entrando de nuevo a la carretera en dirección contraria a donde se encontraban los oficiales, los seguí sintiendo como en mi espalda, mas exactos en la parte de los omóplatos, como si un par de llagas se comenzaran a abrir, ardía, pero no le ponía atención, en estos momentos mi única preocupación era sacar a Karina de ahí.

La carretera era solitaria, poco concurrida en los minutos que llevábamos, y era algo que se podía notar, la carretera parecía abandonada, acelere más ganado ventaja frente al todo terreno poniéndome en frente haciendo que frenara de golpe. De inmediato David bajó, no sin antes decirle algo a Karina.

—¿Qué haces imbécil? Quítate del camino— no respondí, detrás del vidrio del casco, mis ojos solo se enfocaban en la intensa mirada de Karina, que al parecer, era como si hubiese encontrado mi mirada, haciendo que comenzaramos a tener un contacto visual indefinido —Te estoy hablando, quítate— exigió de nuevo.

Me bajé de la moto y me acerque a la ventanilla del auto, yendo directo a Karina bajo la mirada de David.

—Señorita, ¿está bien?— pregunté subiendo el vidrio de la moto, sus ojos se abrieron con sorpresa y sonrió, sus ojos se comenzaron a llenar de lagrimas, y tapándose los labios dijo mi nombre susurrando, un susurro que me hizo sentirme en el cielo, llevándome a la gloria, saber que estaba bien me llenaba de felicidad, y más el saber que la había encontrado.

—Ese soy yo, preciosa— le dije ahogando mis palabras con el casco.

—Aléjate de ella— David me tomo de los hombros jalandome hacia atrás y lanzándome al piso, cayendo sobre mi espalda haciendo que el ardor de mi espalda se intensificara. Sentía como si algo comenzara a salir de ahí, y el aire se me iba, así que sin dudarlo me quite el casco sintiendo así que el aire de nuevo entraba en mi sistema.

Mi Ángel OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora