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POV KARINA

Escuché varias voces a mi alrededor, tal vez no era a mi alrededor, pero si en un lugar cercano.

Lentamente abrí mis ojos, encontrándome con mis pies y manos atadas a una silla. Traté de gritar pero mis gritos se vieron ahogados con un pañuelo amarrado a mi boca.

Levanté mi cabeza y mire a mi alrededor, la habitación no era tan oscura, pero aun asi, no me dejaba saber exactamente de donde venían las voces, trate de acostumbrarme a la oscuridad cuando escuché mi nombre.

Giré mi cabeza hacia esa dirección, donde pronto encendieron la luz, dejando ver -lo que creía- una oficina. Miré hacia la puerta, y ahí, parado en el umbral estaba David, con una sonrisa maquiavélica que me dio escalofríos, mire hacia afuera encontrándome con dos tipos armados cada uno a un  extremo de la puerta

¿A caso David era un tipo de narcotraficante o mafioso?

Detrás de David se asomó un señor de al menos 56 años de edad o más, o al menos eso dejaba ver aquel cabello gris combinado con unos que otros cabellos pintados de blanco.

Era de una altura mas bajo que David, ya que estando detras de este, no lo dejaba ver por completo.

David dio pasos hacia dentro de la habitación, dejando que aquel señor entrara, unos ojos azul intenso hacían juego con las leves arrugas que se iban formando alrededor de sus ojos; sentí como me recorrió con su vista, desde mis pies hasta mi cara, analizándome lentamente, llevándose una mano al bolsillo de su pantalón y otra a su barbilla acariciándola con su dedo pulgar. Del mismo modo lo miré pero con una mirada más discreta, no estaba mal, su camisa blanca de vestir estaba doblada hasta los codos dejando ver unos brazos que parecían habían sido trabajados, al igual que de sus brazos brotaban una que otra vena, que si las seguías llegaba hasta el dorso de sus manos donde ahí en ese preciso lugar se notaban aún más; su cabello no era corto, al contrario, tenia un corte al estilo undercut, que dejaba sus costados mas cortos que la parte de arriba, y junto a su pantalón negro y unos zapatos finos lo hacían parecer más joven de lo que era.

Se acercó a mi y me tomó de la barbilla levantando mi mirada, haciendo que ambas chocaran, sonrió con satisfacción y me soltó suavemente, me rodeó y fue hacia David quedando frente a él, donde inmediatamente le dijo:

-Ella es perfecta, disfrutala- le golpeó el hombro y se fue.

¿Qué acababa de pasar aquí?

David dio a lo que parecía una orden a los tipos que estaban afuera, los cuales se fueron cerrando la puerta.
El miedo se comenzó a apoderar de mi con cada paso que David daba, cada paso que resonaba en la iluminada habitación.

Tenia una sonrisa llena de picardía en su rostro junto con unos ojos azules iguales a los del tipo que emanaban astucia y perversidad.

Se posicionó frente a mi, recargandose en el escritorio, traté de zafarme, pero como era obvio, no puede, los nudos estaban fuertemente atados a mis manos y pies.

—No gastes tus energías en eso Karina— se cercó poniéndose de cuclillas a mi altura.

Trate de hablar, pero de nuevo mis palabras fueron calladas por el pañuelo.
Un sentimiento de culpa apareció en mi pecho como un pinchazo.

Kyle.
¿Estaba vivo? ¿Grave? ¿En el hospital? ¿Muerto?

Esa simple idea me hizo estremecer, llenando mis ojos con lágrimas, no podía pasar eso, apenas íbamos a comenzar a ser felices.

Trate de recordar lo que había pasado antes de quedar totalmente dormida.
Un hombre con casco, cuya voz no reconocí.

Sentí como David bajaba el pañuelo dejándolo caer sobre mi cuello.

—Kyle, ¿qué le pasó a Kyle?— grité haciéndome inútilmente hacia adelante.

—No, no grites, podemos arreglar esto como personas civilizadas.

Dijo tomándome por la mejilla, a lo cual reaccioné volteando mi cara hacia otro lado. De reojo vi como formaba un puño con su mano y la dejaba caer sobre su regazo.

—¿Qué quieres? — dije entre dientes.

—A ti— se levantó y comenzó a dar vueltas a mi alrededor.

Reí, esa era la idea más estúpida que había escuchado en toda mi miserable vida.

—Sueltame, déjame ir— mire hacia abajo, dispuesta a no mirarlo.

—No, no lo haré, eres mía y aprenderás.

Su voz sonaba autoritaria la cual me hizo dar un leve brinco.

Posó su mano sobre mi cuello y la llevo hacia enfrente, tomándome por la garganta suavemente y haciendo que mirara hacia arriba. Gemí por el leve estirón que sentí.

—Aprender, ¿a qué? ¿Cómo matarte?—el sarcasmo salía de mi.

—Aún mejor— sentí su aliento en mi cuello —. Aprenderás a amarme — posó sus labios sobre mi cuello y  comenzó a besarlo.

Volví a moverme bruscamente, su solo tacto me asqueaba.

—No lo haré, solo quiero a Kyle, no— hice una pausa mientras miraba como de nuevo se posaba frente a mí, lo mire directo a los ojos y con palabras seguras le dije:—LO AMO.

Sentí un golpe dar contra mi mejilla, que no solo ardía, me dejó inconciente de nuevo.

***

Dos malditos años, encerrada en este estúpido lugar, que aunque fuera como un palacio, yo lo sentía como una sucia celda, encarcelada, cuidada como si fuera una criminal.

La última vez que hablé con David, sus palabras me destrozaron.
Solo le pregunté por Kyle, lo cual me dijo las peores palabras que me destrozaron completamente.
"Esta muerto".

No, no podía estar muerto, tenía que estar vivo, no quería que fuera aquel héroe salvando a la damisela, solo quería que siguiera respirando, haciendo su vida.

El aire en este lugar, en vez de darme tranquilidad era como si me asfixiara, trayendome estúpidos recuerdos que pasé con Kyle.

Llevé mis rodillas a mi pecho, abrazándolas, para poder darme cierto apoyo a mi misma, estos años, no aprendí aquello que dijo David, solo logré aprender a fingir y a seguir amando incondicionalmente a Kyle.

Aquel señor que apareció solo una vez en mi vista, al parecer había muerto después de que vi como entraban aquellos encapuchados con el señor en brazos herido de balas en el pecho.

Mi vida, se convirtió en un infierno, y solo esperaba que yo muriera pronto para ir con Kyle.



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Se despide:

Clarisa :3

Mi Ángel OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora