Este libro narra una historia donde el honor unirá a más de una raza.
Nathriel Hacha de Bronce, un joven enana de antaño es visitada por un mago muy peculiar pidiéndole ayuda a ella, pues se embarcara en una aventura suicida con una compañía curiosa...
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Narrador
El día siguiente, el amanecer era pesado y frío, el sonido de mil y un pasos resonaba en Dain, el ejército de los elfos se movilizaban hacia la montaña mientras que los hombres preparaban las pocas armas que poseían y repartían las armaduras.
Bardo buscaba a Nathriel, para darle un pedazo de pan y un poco de vino que pudo salvar, quería que tuviera energía para la batalla, que si por él fuera, no quisiera que sucediera. Al entrar a la habitación donde la enana durmió, la observó despierta observando desde su ventana como elfos y hombres se preparaban para la guerra.
—Buenos días Nathriel— al escuchar la voz del arquero, ella lo miró dándole una pequeña falsa sonrisa.
—Buenos días Bardo— la enana se acercó al hombre, mostrando la armadura dorada que traia puesta. Claro sólo eran hombreras, rodilleras y la parte superior de una pechera. Ella observó al Bardo ver su armadura, decidiendo hablar.
—El rey Thranduil me regalo la armadura, o aunque sea las partes que me quedarán. Pará protegerme— Bardo asintió entregándole el pan y el vino a la joven. Ella gustosa comió el pan de 3 bocados y de un trago el vino.
Con esto, los dos marcharon abajo para posicionarse en las filas.
Nathriel caminaba junto con los humanos. No podía creer que enserio una guerra se esté avecinando. Pero su mente estaba entumecida, no sabía cómo sentirse. Lo único que sabía era que iba a terminar con lo que alguna vez empezó de una vez por todas.
Unas pesuñas se escucharon trotar hasta posarse alado de ella, Nathriel le resto importancia hasta que escucho la voz del Elfo.
—¿Planeas irte a pie? — la enana observó al rey Elfo quien, al ver que no respondía, solo extendió su mano hacia ella. Ella solo lo pensó unos segundo, para después tomar su mano siendo jalada arriba del venado de astas impresionantes y avanzar, ahora junto al magnífico ejercicito del rey del Bosque. ...... ..... .... ... .. .
Estaban llegando a las grandes puertas de Erebor. Los enanos ya se encontraban en la puerta de su reino, con armas y armaduras listas. Bardo, junto con Nathriel y el Rey Thranduil caminaban al frente hasta que una flecha choca a pasos de la pata del ciervo del Elfo. Los dos líderes de cada pueblo detuvieron sus monturas para ver como los enanos reían y celebraban el "miedo" en el elfo ante la amenaza que había lanzado Thorin.
Thranduil sólo sonrió, susurrándole algo al oído de Nathriel, que hasta ahora su ex-compañía la notaba con el Elfo, para después él levantar la mano haciendo que la primera fila de su ejército preparará sus arcos apuntando a la compañía haciendo que estos se escondieron, quedando solo el rey sin expresión alguna.
El ejército de elfos bajo sus arcos y se volvieron a formar como estaban antes. Entonces Thranduil empezó a hablar.
—Se ha recibido el trato que ha mandado y ha sido aceptado—
