Culpo a la noche de todos mis pecados, por apagar la luz que iluminaba mi conciencia y encender la llama que brotaba de mi cuerpo pidiéndome que la tomara, la besara, la sedujera de la manera más embriagante, la enamorara de la forma más sublime, y la hiciera sentir que mi boca era el cielo y la suya mi perdición. ESTA ES LA TERCERA PARTE DE LA SAGA "LA DEBILIDAD DE UN CABALLERO". Al SER INDEPENDIENTES TODAS LAS HISTORIAS, PUEDEN LEERSE DE FORMA SEPARADA.