Ellos eran muy diferentes. Nian era un amante del arte abiertamente gay, con un estilo que muchos llamarían aburrido, pero que para él era clásico. Disfrutaba de pintar hasta altas horas de la noche, ansiando el día en el que le pudiera mostrar al mundo su talento. Yohan, por otra parte, era una amante del descontrol. Tenía una gran obsesión con su cuerpo, pasaba muchas horas ejercitándose, ya que lo usaba como medio de trabajo; pues se dedicaba a realizar transmisiones eróticas para un público homosexual a pesar de que él se consideraba a sí mismo hetero. Ellos eran muy diferentes, pero aún así eran mejores amigos. Y cuando decidieron involucrar al otro en su mundo, formaron un caos que puso en juego su relación.